El insecto tiene una molécula que le permite degradar rápidamente el polietileno, el material utilizado para las bolsas de plástico.
Una investigadora italiana descubrió que el gusano de la cera es capaz de comerse el plástico, en un hallazgo que podría ser clave para combatir la contaminación causada por este material.
Federica Bertocchini explicó que la idea es seguir estudiando estos gusanos "para identificar la molécula" que les permite comerse el polietileno, y que podría ser una enzima o una proteína.
Una vez aislada la molécula, se podría producir in vitro "a escala industrial" para destruir un material resistente y contaminante que tarda casi 100 años en descomponerse por completo, añadió.
La investigadora trabaja en Santander, España, en un centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Según el comunicado de este organismo público, hizo su hallazgo de manera casual.
Bertocchini, aficionada a la apicultura, descubrió un día que los panales que tenía en su casa estaban llenos de estos gusanos, que se alimentan de la miel y la cera que producen las abejas. Decidió entonces retirarlos y meterlos en una bolsa de plástico, pero al rato se dio cuenta de que los gusanos se habían escapado de la misma, a pesar de haberla cerrado bien.
"Al gusano lo pones en una bolsa, y en 15 o 20 minutos puede hacer un agujero", detalló la científica, que trabaja en el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria.
A partir de ahí decidió indagar con sus colegas Paolo Bombelli, italiano, y Chris Howe, británico, de la Universidad de Cambridge. El trabajo fue publicado este lunes en la revista Current Biology.
Según explicó la científica, hace tres años se descubrió que la polilla de la fruta seca o polilla india de la harina (Plodia interpunctella) también es capaz de digerir el plástico, pero a un ritmo mucho más lento, unas dos semanas.
El polietileno es el material más empleado en la fabricación de bolsas de plástico, y del que cada año se producen en el mundo cerca de 80 millones de toneladas.
Fuente: AFP
Federica Bertocchini explicó que la idea es seguir estudiando estos gusanos "para identificar la molécula" que les permite comerse el polietileno, y que podría ser una enzima o una proteína.
Una vez aislada la molécula, se podría producir in vitro "a escala industrial" para destruir un material resistente y contaminante que tarda casi 100 años en descomponerse por completo, añadió.
La investigadora trabaja en Santander, España, en un centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Según el comunicado de este organismo público, hizo su hallazgo de manera casual.
Bertocchini, aficionada a la apicultura, descubrió un día que los panales que tenía en su casa estaban llenos de estos gusanos, que se alimentan de la miel y la cera que producen las abejas. Decidió entonces retirarlos y meterlos en una bolsa de plástico, pero al rato se dio cuenta de que los gusanos se habían escapado de la misma, a pesar de haberla cerrado bien.
"Al gusano lo pones en una bolsa, y en 15 o 20 minutos puede hacer un agujero", detalló la científica, que trabaja en el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria.
A partir de ahí decidió indagar con sus colegas Paolo Bombelli, italiano, y Chris Howe, británico, de la Universidad de Cambridge. El trabajo fue publicado este lunes en la revista Current Biology.
Según explicó la científica, hace tres años se descubrió que la polilla de la fruta seca o polilla india de la harina (Plodia interpunctella) también es capaz de digerir el plástico, pero a un ritmo mucho más lento, unas dos semanas.
El polietileno es el material más empleado en la fabricación de bolsas de plástico, y del que cada año se producen en el mundo cerca de 80 millones de toneladas.
Fuente: AFP
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