Crean telas ‘funcionales’ que repelen manchas y mosquitos

Científicos del INTI y del Conicet desarrollan la ropa del futuro. Ya están probando un traje de bombero más liviano y que soporta el calor extremo.
Los arqueólogos han encontrado pruebas de que los humanos comenzaron a vestirse, con pieles de animales, hace 170 mil años. Desde entonces, aunque la moda varió mucho, las telas para confeccionar ropa cambiaron poco. Pero, en la última década nació una revolución: comenzaron a aparecer, desde laboratorios científicos, los primeros “tejidos funcionales” que se obtienen apelando a la nanotecnología y a nuevos tipos de materiales.

“Aunque en el mercado argentino las telas ‘funcionales’ o ‘inteligentes’ recién están comenzando a aparecer, ya hay algunas opciones disponibles”, le aseguró a PERFIL la ingeniera María Miró, que trabaja en el Centro de Textiles del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

La experta trabaja, desde 2011, en el desarrollo de las telas de algodón que sirven para elaborar prendas tradicionales aunque con un valor agregado: traen de fábrica un repelente eficaz contra el mosquito Aedes Aegypti, transmisor del dengue y zika. “Logramos un textil funcional que lleva en su trama ciclodextrinas”, moléculas que funcionan como microcápsulas contenedoras y que guardan partículas de un repelente natural”, contó.

Ese desarrollo argentino no es el único del rubro: un equipo de investigadores del Conicet –liderado por la doctora Manuela Kim–, la Fundación Argentina de Nanotecnología y una Pyme argentina, especializada en la fabricación de trajes de protección para bomberos, se encuentran desarrollando telas ignífugas con propiedades aislantes de alta performance. “Está hecho en base a fibras de aramidas modificadas por una película delgada de nanopartículas de sílica que forman estructuras ultralivianas con capacidades aislantes a temperaturas extremas”, le explicó Kim a PERFIL.

Según la experta, tras mucho trabajo en el laboratorio se logró mejorar las propiedades de la fibra. “La nueva tela demostró tener gran capacidad para aislar del calor, pero sin impedir la respirabilidad, algo indispensable, ya que debe permitir la evaporación de la transpiración del usuario. Si no fuera así los bomberos terminarían bañados en sudor y no podrían trabajar”.

Agustín Sanucci, gerente de la empresa Rasa Protect que está completando las pruebas de resistencia del desarrollo realizado con Conicet, explicó que en la actualidad los trajes protectores pesan hasta 4,5 kilos y para lograr protección adecuada se recurren a telas de 4 mm de espesor. “Nuestros ensayos, con telas modificadas por nanotecnologías, están resultando satisfactorios y creemos que, para 2018, podremos coser nuevos trajes de igual performance a los actuales, pero que pesarán 1,5 kilos y serán de 1 mm de grosor. Es algo disruptivo en el mercado de la ropa de protección”.

Innovación. Para Miró, las posibilidades de funcionalizar textiles son enormes: desde colocar moléculas aromáticas encapsuladas en polímeros, que permiten que una prenda desprenda a lo largo de años fragancias de menta, limón o lavanda, a la capacidad de hacer un algodón con propiedades hidrofóbicas que repele manchas de agua, vino o café, gracias a una capa de polímeros de tamaño nano.

El equipo del INTI también trabajó sobre otras moléculas. “A pedido de una diseñadora hicimos pruebas para poner en jeans nanopartículas con elementos anticelulíticos. El producto se desarrolló, aunque no pudimos probar que tuviera el efecto reductor esperado”. Sin embargo, en otros países marcas populares, como Wrangler, lanzaron –hace ya cuatro años– este tipo de pantalones.

Según Miró, en el mercado hay ofertas. “Hace tiempo se consiguen camisas que protegen de los rayos UV del sol incorporando al tramado nanopartículas de dióxido de titanio. Y nosotros hemos hecho pruebas para embeber nanopartículas de óxidos-metálicos en tejidos símil-cuero, que se podrían usar para, por ejemplo, fabricar tapizados de automóviles con propiedades ignífugas”. En pocos años, se podría encapsular e incrustar en diversas telas, incluso moléculas “saludables” como vitaminas o compuestos de plata, que poseen propiedades antimicrobianas.

Fuente: Diario Perfil 

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