Como ya informamos en este blog, Arnaldo Mamianetti, vecino de Villa Sarmiento, participó en la organización vecinal que finalmente logró frenar en cambio de nombre de dos calles, en las que se crió y aún mantiene lazos de amistad con sus compañeros de la infancia.
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Los vecinos evitaron el enroque de nombres entre las calles China y Múnich. Son sólo 60 personas, pero son 60 que se unieron y lo lograron: los vecinos porteños de las cortadas de Munich, en el Bajo Belgrano, y China, en Villa Ortúzar, consiguieron que la Legislatura diera marcha atrás con un proyecto que iba a trocar los nombres de sus calles.
Impulsada primero por la Defensoría del Pueblo y luego por los legisladores Yuan Jian Ping y José Luis Acevedo, la ley, que ya tenía media sanción, buscaba darle un guiño a la colectividad china llevándole la calle a su barrio. Ocuparía el lugar de Munich, que es un pasaje de una cuadra, entre las calles 11 de septiembre y Arribeños.
"El gran logro es haber hecho lazos, comunidad. Habernos puesto en contacto los vecinos. Que nos respeten, validen y reconozcan", cuenta Leslie Naymark, de la calle China.
Lo que iban a hacer es un ataque contra el arraigo, contra la pertenencia a una ciudad, a un barrio, a una cuadra
Se enteraron del proyecto por un artículo periodístico, nadie los había consultado. Entonces alguien de Munich llamó al único número telefónico de línea que encontró de un domicilio de China y así nació el grupo de WhatsApp en el que desde hace más de 40 días charlan y se organizan.
Cuando Infobae consultó un tiempo atrás a los comuneros de ambos barrios, Ortúzar y Belgrano, la respuesta fue la misma: que era un cambio menor, era poca gente y los ayudarían con los papeles. Pero a los vecinos no les preocupaban los papeles. No era un incordio burocrático, era una pelea por la identidad.
"Estamos muy contentos. No tenía lógica. Lo que iban a hacer es un ataque contra el arraigo, contra mi pertenencia. La pertenencia a una ciudad, a un barrio, a una cuadra" dice Carlos Bruzera, que nació en el pasaje China.
Carlos Bruzera junto a su amigo Arnaldo Mamianetti. Son amigos desde que tienen 10 años. Crecieron en el pasaje China (Gustavo Gavotti)
Juan Balestretti, subsecretario del Consejo de Instituciones y Colectividades de la Defensoría, fue el impulsor de la idea. Es también el presidente de la Federación Argentina de colectividades: "Lo propusimos de buena fe. Tenía valor desde el punto de vista de las colectividades, de la convivencia, que es el valor más grande que tenemos. Yo hice una evaluación que la reconsideré en cuanto charlé con los vecinos. Me plantearon que son muy pocos inquilinos y la mayoría es gente grande. Aparecieron cuestiones de valoración".
Leslie destaca el compromiso y la humildad que demostró Balestretti, que cumplió con su palabra: en un bar los escuchó y prometió que pediría la marcha atrás del proyecto. Ayer, en la audiencia, cumplió: propuso archivar el proyecto y pidió disculpas. "Me sorprendió la reacción de los vecinos. Quince familias se pueden poner de acuerdo. En mi edificio somos ochenta familias y no nos ponemos de acuerdo ni para arreglar el ascensor", comentó Balestretti a Infobae.
Me sorprendió la reacción de los vecinos. Quince familias se pueden poner de acuerdo. En mi edificio somos ochenta familias y no nos ponemos de acuerdo ni para arreglar el ascensor
"Somos humanos, podemos errar, pero tenemos que volver a lo que debiera ser: que las instituciones políticas puedan garantizar los derechos. Si las mismas instituciones atropellan los derechos se hace difícil que los ciudadanos creamos en las instituciones que debieran respaldarnos. Me parece muy bueno que ante el error lo asuman y hagan algo para repararlo", concluye Leslie.
Los vecinos de China y Munich esperan por el próximo paso. El expediente regresará a la comisión de Cultura y los legisladores deberán votar para archivarlo. Aún no tiene fecha pero el paso dado es histórico: los propulsores son quienes pidieron desestimarla.
En China ya se está organizando una "choriceada mayúscula con vino tinto, sidra y gritos", cuenta Carlos Bruzera. Los invitados serán los vecinos de Munich que ya dijeron que sí y Balestretti: "Me dijeron que me iban a invitar al festejo, y voy a ir".
Fuente: Infobae
"El gran logro es haber hecho lazos, comunidad. Habernos puesto en contacto los vecinos. Que nos respeten, validen y reconozcan", cuenta Leslie Naymark, de la calle China.
Lo que iban a hacer es un ataque contra el arraigo, contra la pertenencia a una ciudad, a un barrio, a una cuadra
Se enteraron del proyecto por un artículo periodístico, nadie los había consultado. Entonces alguien de Munich llamó al único número telefónico de línea que encontró de un domicilio de China y así nació el grupo de WhatsApp en el que desde hace más de 40 días charlan y se organizan.
Cuando Infobae consultó un tiempo atrás a los comuneros de ambos barrios, Ortúzar y Belgrano, la respuesta fue la misma: que era un cambio menor, era poca gente y los ayudarían con los papeles. Pero a los vecinos no les preocupaban los papeles. No era un incordio burocrático, era una pelea por la identidad.
"Estamos muy contentos. No tenía lógica. Lo que iban a hacer es un ataque contra el arraigo, contra mi pertenencia. La pertenencia a una ciudad, a un barrio, a una cuadra" dice Carlos Bruzera, que nació en el pasaje China.
Carlos Bruzera junto a su amigo Arnaldo Mamianetti. Son amigos desde que tienen 10 años. Crecieron en el pasaje China (Gustavo Gavotti)
Juan Balestretti, subsecretario del Consejo de Instituciones y Colectividades de la Defensoría, fue el impulsor de la idea. Es también el presidente de la Federación Argentina de colectividades: "Lo propusimos de buena fe. Tenía valor desde el punto de vista de las colectividades, de la convivencia, que es el valor más grande que tenemos. Yo hice una evaluación que la reconsideré en cuanto charlé con los vecinos. Me plantearon que son muy pocos inquilinos y la mayoría es gente grande. Aparecieron cuestiones de valoración".
Leslie destaca el compromiso y la humildad que demostró Balestretti, que cumplió con su palabra: en un bar los escuchó y prometió que pediría la marcha atrás del proyecto. Ayer, en la audiencia, cumplió: propuso archivar el proyecto y pidió disculpas. "Me sorprendió la reacción de los vecinos. Quince familias se pueden poner de acuerdo. En mi edificio somos ochenta familias y no nos ponemos de acuerdo ni para arreglar el ascensor", comentó Balestretti a Infobae.
Me sorprendió la reacción de los vecinos. Quince familias se pueden poner de acuerdo. En mi edificio somos ochenta familias y no nos ponemos de acuerdo ni para arreglar el ascensor
"Somos humanos, podemos errar, pero tenemos que volver a lo que debiera ser: que las instituciones políticas puedan garantizar los derechos. Si las mismas instituciones atropellan los derechos se hace difícil que los ciudadanos creamos en las instituciones que debieran respaldarnos. Me parece muy bueno que ante el error lo asuman y hagan algo para repararlo", concluye Leslie.
Los vecinos de China y Munich esperan por el próximo paso. El expediente regresará a la comisión de Cultura y los legisladores deberán votar para archivarlo. Aún no tiene fecha pero el paso dado es histórico: los propulsores son quienes pidieron desestimarla.
En China ya se está organizando una "choriceada mayúscula con vino tinto, sidra y gritos", cuenta Carlos Bruzera. Los invitados serán los vecinos de Munich que ya dijeron que sí y Balestretti: "Me dijeron que me iban a invitar al festejo, y voy a ir".
Fuente: Infobae
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