Jubilados: el aumento supera a la inflación y compensa en parte la caída de 2016

A diferencia de la mayoría de las paritarias que este año fijaron aumentos en base a las proyecciones de inflación futura, la ley de movilidad no toma en cuenta la evolución promedio de los precios: ajusta los haberes de la Seguridad Social en base a otros indices, como salarios, recaudación impositiva y demás ingresos del sistema, y no según proyecciones, sino por lo que pasó en el semestre calendario anterior.
Así, los indices propios de la ley de movilidad llevan a que los aumentos de los haberes corran muy por detrás de la inflación en los periodos de recesión, de baja de los salarios reales y de decisiones de política tributaria “a la baja”. Es lo que pasó en 2016 cuando con una caída del 2,3% del PBI, del salario y de la propia recaudación, la movilidad sumó un 31,68% ( 15,35% en marzo y 14,16% en septiembre) frente a una inflación del 41%.

Esa pérdida de ingresos en parte se revierte hacia adelante cuando la actividad y los salarios reales recuperan una porción de la merma anterior de la mano de una inflación descendente, como está pasando este año, en que se proyecta una inflación del 23% con una suba del PBI en torno del 2,5%.

Así, el aumento del 13,32% de jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares – por el período enero-junio de este año-- es un 1,5 puntos por encima de la inflación promedio, de acuerdo a los datos del INDEC que marcaron una inflación en el primer semestre del 11,8%. Y si se proyecta hacia delante, el 28% de este año resultaría superior a la inflación anual que la mayoría de las consultoras estima en un 23% si bien el aumento semestral rige entre septiembre y febrero del año próximo.

En definitiva, si se cumplen estos pronósticos, y se consideran los últimos dos años calendario, las jubilaciones y demás prestaciones sociales se ubicarían hacia fin de año en torno de 5 puntos por debajo de los niveles de fines de 2015.

Todos estos números comparan los indices de movilidad con relación a la inflación promedio. Pero se admite que los jubilados y pensiones tienen una canasta de consumo diferente al resto de la población por el peso de los medicamentos y otros gastos vinculados a la mayor edad. Y lo mismo pasa con los sectores de menores recursos.

Por ejemplo, el INDEC calculó que el rubro salud acumuló a julio una suba interanual del 27%, lo que representa 5,5 puntos por encima de la inflación promedio. Y la Defensoría de la Tercera Edad calculó que la canasta básica del jubilado, entre enero y junio, aumentó el 17,2% y que sumó a fin del semestre $ 16.650 mensuales. Con el incremento del 13,32%, el haber mínimo asciende a partir de septiembre a $ 7.246,64, y resultaría inferior incluso a la inflación del período.

Así las cosas, y con relación a las paritarias , un dato a tomar en cuenta es que punta a punta la movilidad automática – que arrancó en marzo de 2009-- resulta este año del 28 % sumando los aumentos de marzo -12,96%- y septiembre – 13,32%- frente a paritarias acordadas en dos o tres cuotas del 21/23%.

Otro dato es que para la propia transparencia de la formula de movilidad, además del índice final deberían difundirse las variaciones de cada de uno de los sub-indices (como salarios, recaudación, ingresos), revirtiendo una práctica que se viene aplicando desde el debut de la movilidad.

Fuente: Clarín

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