Frente a los más de 20 mil casos de dengue, profesionales argentinos buscan nuevas herramientas contra la epidemia.
Frente a los más de 20 mil casos de dengue, científicos argentinos buscan desarrrollar nuevas herramientas contra la epidemia. “Hace ya muchos años para luchar contra la malaria en Africa se utilizan telas impregnadas de repelentes químicos (piretroides) que se colocan sobre las camas de las personas y las protegen de picaduras durante la noche. Pensamos que podríamos adaptar esa idea a nuestras necesidades”, explicó María Miró.
Esta ingeniera textil, junto a un grupo de colegas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), comenzó a trabajar desde 2011 en el desarrollo de telas de algodón para elaborar prendas, con un valor agregado: traer “de fábrica” un repelente eficaz contra el Aedes Aegypti que, además, no resultara tóxico para las personas.
“Tras mucho trabajo logramos desarrollar un textil funcional, que lleva adosada a la trama de la tela una cantidad de moléculas denominadas ciclodextrinas y que funcionan como microcápsulas contenedoras: son capaces de guardar pequeñas partículas de un eficaz repelente natural, derivado del eucaliptus”.
Los primeros testeos arrojaron resultados muy alentadores: el efecto de repelencia dura 28 días al 100% de efectividad. En concreto, la tela va liberando el repelente en forma controlada a lo largo de veinte días y en ese lapso evita picaduras. Luego de ese período hay que recargar la prenda, sumergiéndola nuevamente en una solución con repelente.
La intención del grupo, en el mediano plazo, es avanzar en este desarrollo para que el producto de recarga pueda ser utilizado tal como hoy se coloca el jabón líquido y los suavizantes, durante el lavado común de un lavarropas. Un detalle importante es que los expertos del INTI trabajaron con citrodiol, un biorrepelente natural al que los organismos internacionales clasifican como un producto inocuo.
El próximo paso que esperan completar es mejorar la textura de la tela antimosquito, y comprobar que el proceso de preparación puede ser replicado a escala industrial.
Desde el mismo grupo de expertos, también se avanzó en otra línea de investigación. “Tras intercambiar datos con expertos del Instituto Nacional de Medicina Tropical de Misiones, probamos fijar las microcápsulas con citrodiol repelente sobre tela de poliéster que se puede usar para elaborar cortinas para puertas y ventanas”. Con estas características pueden disminuir en forma efectiva la entrada de estos insectos en las viviendas. “Es una herramienta más, para complementar otras acciones preventivas”, resumió Miró.
Aunque el desarrollo recibió un premio Innovar, y tiene un grado importante de avance, estas telas aún no están disponibles en el mercado. Desde el INTI aseguran que “por ahora se acercaron varias compañías interesadas y se está empezando a negociar la transferencia de estas tecnologías a empresas privadas”.
Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.
Esta ingeniera textil, junto a un grupo de colegas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), comenzó a trabajar desde 2011 en el desarrollo de telas de algodón para elaborar prendas, con un valor agregado: traer “de fábrica” un repelente eficaz contra el Aedes Aegypti que, además, no resultara tóxico para las personas.
“Tras mucho trabajo logramos desarrollar un textil funcional, que lleva adosada a la trama de la tela una cantidad de moléculas denominadas ciclodextrinas y que funcionan como microcápsulas contenedoras: son capaces de guardar pequeñas partículas de un eficaz repelente natural, derivado del eucaliptus”.
Los primeros testeos arrojaron resultados muy alentadores: el efecto de repelencia dura 28 días al 100% de efectividad. En concreto, la tela va liberando el repelente en forma controlada a lo largo de veinte días y en ese lapso evita picaduras. Luego de ese período hay que recargar la prenda, sumergiéndola nuevamente en una solución con repelente.
La intención del grupo, en el mediano plazo, es avanzar en este desarrollo para que el producto de recarga pueda ser utilizado tal como hoy se coloca el jabón líquido y los suavizantes, durante el lavado común de un lavarropas. Un detalle importante es que los expertos del INTI trabajaron con citrodiol, un biorrepelente natural al que los organismos internacionales clasifican como un producto inocuo.
El próximo paso que esperan completar es mejorar la textura de la tela antimosquito, y comprobar que el proceso de preparación puede ser replicado a escala industrial.
Desde el mismo grupo de expertos, también se avanzó en otra línea de investigación. “Tras intercambiar datos con expertos del Instituto Nacional de Medicina Tropical de Misiones, probamos fijar las microcápsulas con citrodiol repelente sobre tela de poliéster que se puede usar para elaborar cortinas para puertas y ventanas”. Con estas características pueden disminuir en forma efectiva la entrada de estos insectos en las viviendas. “Es una herramienta más, para complementar otras acciones preventivas”, resumió Miró.
Aunque el desarrollo recibió un premio Innovar, y tiene un grado importante de avance, estas telas aún no están disponibles en el mercado. Desde el INTI aseguran que “por ahora se acercaron varias compañías interesadas y se está empezando a negociar la transferencia de estas tecnologías a empresas privadas”.
Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.
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