Coronavirus en Argentina: 'Era eso o morirme', dice la mujer tratada en el Posadas con hidroxicloroquina

A Alejandra Orellana, de 53 años, le aplicaron el tratamiento promovido por el infectólogo francés Didier Raoult. Funcionó, ha sido exitoso conmigo, dice.
“El tratamiento funcionó, ha sido exitoso conmigo”, celebra Alejandra Orellana. Esta mujer de 53 años pasó dos meses internada en el Hospital Posadas, donde le administraron hidroxicloroquina, el medicamento que propuso el infectólogo francés Didier Raoult para combatir el coronavirus y del que habló el mundo entero.

Alejandra recibió el alta el miércoles pasado. Fue la paciente "número 1" con coronavirus en ese establecimiento sanitario ubicado en la localidad de Morón. Ingresó dos meses atrás, el 7 de marzo. Era un sábado por el mediodía, casi como cualquier otro.

“El tratamiento funcionó, ha sido exitoso conmigo”, celebra Alejandra Orellana. Esta mujer de 53 años pasó dos meses internada en el Hospital Posadas, donde le administraron hidroxicloroquina, el medicamento que propuso el infectólogo francés Didier Raoult para combatir el coronavirus y del que habló el mundo entero.

Alejandra recibió el alta el miércoles pasado. Fue la paciente "número 1" con coronavirus en ese establecimiento sanitario ubicado en la localidad de Morón. Ingresó dos meses atrás, el 7 de marzo. Era un sábado por el mediodía, casi como cualquier otro.

“Un día estaba trabajando en mi oficina, atendiendo a mis clientes, y al día siguiente estaba internada en terapia intensiva”, cuenta a Clarín la abogada con doble maestría en derecho del trabajo y derecho empresarial. “Por suerte, ninguno de los que trabaja conmigo se contagió”, suspira.

Alejandra estuvo dos meses en el Hospital Posadas (Archivo/Emmanuel Fernández).

Cuando llegó a la guardia, decidieron aislarla de inmediato por dos razones: tenía factores de riesgo –por ser asmática- y el antecedente de un viaje familiar por Europa. Había recorrido España e Italia junto a su marido, el secretario de Hacienda del municipio de San Pedro, Fabián Rodríguez, quien también tuvo coronavirus.

Pero a Alejandra el Covid-19 le “pego fuerte”, como ella misma define. “Me dijeron que estaba muy grave. No lo podía creer porque no había tenido tos, ni estaba resfriada, ni había tenido ninguno de los síntomas. Sí tenía una patología de base, que es el asma”, relata.

Los dos meses que estuvo internada incluyeron cinco semanas en terapia intensiva y casi 40 días con asistencia respiratoria mecánica. Para Alejandra, fue “un tsunami” que le pasó por encima.

“Sé que estuve muy mal. Que le di mucho trabajo al equipo del Posadas. Fui una paciente difícil”, comparte quien tuvo alucinaciones, planes de escape, y delirios.

El profesor francés Didier Raoult (AFP).

“Estás en el limbo pero no te rendís. No te vas. Yo viví el coma farmacológico como si estuviera en una lucha. Los médicos me ‘traían’, me hacían reaccionar, me hablaban. Ellos nunca me dejaron sola”, agradece.

Ese fue el momento más complejo para su cuerpo y para su familia, “porque no sabían si iba a zafar o no”. Sin embargo, para ella, la etapa más dura fue la consciente: cuando “despertó”.

“De hecho, cuando vi el primer amanecer me puse a llorar. No pensé que iba a volver a verlo. Lo mismo cuando ví a mi marido y a mi hija”, relata.

Se detiene para llorar. “Estoy muy sensible”, dice como si fuera necesario aclararlo. Expresa otra idea y se vuelve a emocionar. Así lo hará, una y otra vez, durante los breves minutos que dura la entrevista.


En el medio del "tsunami", entró en juego la hidroxicloroquina. “Me dijeron que estaba muy grave. Me llevaban por la noche a hacerme tomografías, por los pasillos del hospital, con los tubos de oxígeno. Entonces, la gente del Posadas me propuso hacer este tratamiento", dice Alejandra.

"Yo lo consulté con mi marido y entre los dos decidimos que sí. Porque era una alternativa para ver si podía sobrevivir a esto”, continúa. “Y por suerte resultó. Pero resultó porque el equipo médico nunca me soltó la mano. Siempre estuvo conmigo”, sostiene.

Ante la consulta de si tuvo miedo de participar en un estudio experimental, responde: “No estaba pensándolo. Sabía que era eso o morirme. Así que confié en mi médico, que pensaba que este era el camino. Yo confié en la ciencia y confié en Dios”.

Mientras tanto, el mundo hablaba del infectólogo francés Didier Raoult. Y nuestro Ministro de Salud, Ginés González García, anunciaba que la Argentina era uno de los diez países elegidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para probar alternativas de terapias, incluida la hidroxicloroquina.

Alejandra estuvo dos meses en el Hospital Posadas (Archivo/Emmanuel Fernández).

Pero Alejandra no estaba ni enterada de semejante revuelo. “No sabía nada, ahora sí”, esboza con una débil sonrisa. ¿Se puede decir que la hidroxicloroquina la curó? ¿Los expertos atribuyen su recuperación al uso de esta droga? “Este tratamiento conmigo fue exitoso”, se limita a responder ella.

Será su marido quien se extienda un poco más. “Los médicos dijeron que el caso de ella era un éxito terapéutico. Ahora bien, aún no se han desarrollado la cantidad de tratamientos necesarios como para formar una estadística”, sostiene Rodríguez.

La familia está “enormemente agradecida” al Hospital Posadas, en especial al terapista Fernando Villarejo. “Han sido espectaculares. No me soltaron la mano en ningún momento. El nivel humano, lo que me han cuidado, lo que me han aguantado, es excelente. Es para destacar”, festeja Alejandra. “Estuvo 40 días en coma y muy crítica. Literalmente, le salvaron la vida”, acota el marido.

Por su parte, el director ejecutivo del hospital, Alberto Maceira, celebró en un comunicado el alta de su “primera paciente” con COVID-19. En total, en este centro médico asistieron a 22 personas con coronavirus.

Alejandra recibió el alta el miércoles, con derivación a un centro de rehabilitación motora. “Por los trámites, se había pasado el horario de ingreso a ese centro. Así que ese día pasó la noche en casa”, cuenta su marido.

Hidroxicloroquina, uno de los medicamentos que están probando para comprobar su eficacia contra el Covid-19 (DPA).

“Estaba muy feliz por estar, aunque sea por un día, en casa, con mi hija y los perros. Ya le habíamos preparado una silla de ruedas para movilizarla y como nuestro dormitorio está en planta alta, le armamos un sommier abajo en el comedor”, sigue Rodríguez.

“Era su segundo día que se alimentaba por vía oral. Nos pidió duraznos en almíbar, pero teníamos ananá. Y los probó con gusto. A la mañana desayunamos con un té y la llevé al centro de rehabilitación privado”, continúa.

Alejandra dice que “volvió a nacer” ese 7 de mayo. Y no es un día cualquiera. “Justo era la fecha en que había fallecido su padre, devoto de la Medalla Milagrosa, esa Iglesia que ella podía ver todos los días desde el ventanal de su sala de terapia intensiva”, sigue Rodriguez.

Por su parte, el funcionario de San Pedro tuvo coronavirus, estuvo internado durante quince días en el Hospital Houssay de Vicente López, y a medidos de marzo fue dado de alta. “Debemos seguir cuidándonos el uno al otro, y al poner un pie en la calle. La actitud que asumamos respecto a las medidas de seguridad pueden ser determinantes para el futuro”, comenta.

“Ahora estoy bien, bastante bien”, dice Alejandra desde su nueva cama, en el hospital de rehabilitación, más cercano a su casa. Estará sola en aislamiento por 7 días, por protocolo COVID-19, hasta obtener un nuevo hisopado.

No puede caminar. Realiza sesiones de kinesiología en su habitación para recuperar el tono muscular. Después de la semana de aislamiento, podrá continuarlas en el gimnasio y también recibir breves visitas de su familia. En total, pasará ahí unos 30 días.

En ese contexto, piensa en un mensaje para transmitirle a quienes lean esta nota: “Se difunde tanto la muerte... Pero también hay casos como el mío. También existe gente que se salva, gracias a la idoneidad de nuestros médicos. Ellos me cuidaron, la salud pública me cuidó. Quiero destacar que se puede salir adelante y se puede sobrevivir".

Fuente: Clarín

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