Hay que caminar por los pasillos del Hospital Posadas para encontrarse por ejemplo en el área de Pediatría con carteles que piden “que vuelvan los médicos”. Es la primera señal que se tiene cuando alguien hace una recorrida por el lugar.
Hace dos semanas se conoció la noticia de que en ese centro médico -que atiende 200 mil consultas por guardia anuales y donde nacen 3.200 bebés por año- fueron despedidos 54 médicos de distintos sectores. Los profesionales denunciaron que es una medida de ajuste y que debido a eso se habían tenido que reprogramar cirugías y otro tipo de prácticas urgentes. Sin embargo desde la dirección lo niegan, dicen que se invierte cada vez más y que los telegramas enviados a los profesionales fueron porque no cumplían con el horario de trabajo.
El director del hospital, Pablo Bertoldi, habló por primera vez con un medio periodístico y le admitió a este diario la cesantía de los médicos. Explicó que en marzo se instaló un sistema biométrico de ingreso y egreso al edificio, en el cual se demostró quiénes cumplían el horario y quiénes no. Adujo que todos los que fueron separados de su cargo no trabajaban como correspondía: “No hay errores ni del sistema ni tampoco del director de Recursos Humanos. Acá no hablamos de ajuste, lo que queremos es que vengan cada vez más personas a atenderse pero con los profesionales presentes”, dijo.
Para Bertoldi no hay dudas: “Estamos hablando de casos gravísimos, severos, de incumplimiento de carga horaria. Profesionales que venían sólo nueve horas por mes. Yo todo este tiempo escuché, leí los testimonios de algunos médicos que recibieron el telegrama y que se muestran enojados o que hablan de injusticia. Pero la realidad es una sola y el sistema objetivo nos demostró todo lo contrario a lo que dicen”, explica el director.
Para los expertos despedidos (de diferentes especialidades y todas de importancia), sin embargo, la historia es otra. Dicen que el director no dice la verdad y que por el contrario no sólo cumplen el horario, sino que trabajan de más: “Yo hago guardias de 24 horas por día, mi vida es el hospital. No me dieron ninguna explicación. Nunca falté, no tengo libreta sanitaria, fui a trabajar enferma muchas veces. No entiendo lo que pasó”, dice Paola Planini, del equipo de recuperación cardiovascular infantil, que trabaja en el hospital hace 10 años.
Como ella, muchos otros médicos aseguran que no recibieron respuestas claras sobre lo ocurrido. Algunos usan la palabra “temor” a la hora de describir la sensaciones que se palpitan en las salas del Posadas: “No sabemos si un día vamos a llegar, apoyar el dedo y el sistema no nos va a habilitar, lo que significaría que estamos despedidos. Con esa incertidumbre trabajamos”, contó una profesional que prefirió no revelar su identidad.
Recorrida por el Hostpital Posadas. Fotos Emmanuel Fernandez
Bertoldi intenta tranquilizar: “Todos los que vengan acá a trabajar y a cumplir con sus horarios no van a tener problemas. Si hubo algún error seremos los primeros en hacernos cargo de revertirlo. Desde hace más de un año venimos hablando con los jefes de los distintos departamentos y explicándoles que todos deben respetar la carga horaria”.
Pablo Bertoldi Hepburn, director del Hospital Posadas. Fotos Emmanuel Fernandez
El hombre sabe que tiene su hospital en el ojo de la tormenta. Dice que aquellos que hablan de cierre del Posadas, de ajuste, de privatización o de desguace, lo dicen desde una intención maliciosa: “Lo que ocurre es muy claro: gente que no cumple, será desvinculada”.
Recorrida por el Hospital Posadas. Fotos Emmanuel Fernandez
Bertoldi recibe a Clarín en su despacho ubicado en el piso 3 del edificio vidriado que se ve justo frente a la autopista del oeste. Un lugar que fue construido en el 2014 y al que algunos describían en esa época como “Puerto Madero” en contraposición con la “villa 31”, que es el edificio del hospital donde se atienden a los pacientes. Hoy se ve una mejoría: ya no hay bolsas de basura dispersas por todos lados, no hay goteras ni habitaciones precarias echas con mamparas. Pero el “universo Posadas” es tan inmenso (120 mil metros cuadrados ocupa el predio) que todo lo que se hace todavía parece que no alcanza.
“Mejoramos 32 habitaciones y 64 baños que mejoran el servicio”, dice el Director. El porcentaje es mínimo si se compara con la totalidad de 500 camas que tiene el hospital y de los 201 baños: “Queda mucho por hacer”, admite.
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