Hace cinco décadas tuvo lugar una revuelta estudiantil que desafió al poder y buscó transformar la sociedad.
Hace 50 años, en Francia, con París como epicentro, se vivió un punto de inflexión en la historia. Estudiantes pertenecientes a la generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial lideraron una rebelión que se extendió por mayo y junio de 1968 para mostrar su rechazo a las estructuras vigentes, al consumismo, la autoridad y pidieron que se terminaran los tabúes morales.
Se trata de la primera vez que una revolución popular era liderada por estudiantes universitarios, una población que había aumentado desde que la educación superior se había abierto a distintos sectores de la sociedad. A ellos se les sumaron más tarde los obreros, en lo que se convertiría en la mayor huelga general de Francia, a la que adhirieron más de 9 millones de trabajadores.
Los protagonistas de mayo de 1968 no buscaban tomar el poder sino cambiarlo y lograron establecer nuevas formas de lucha y organización social. Además, pusieron sobre la mesa de debate reivindicaciones del feminismo, la libertad sexual, el ecologismo, el respeto a las minorías y el pacifismo.
No se trató de un hecho aislado,los movimientos en territorio francés inspiraron una ola de protestas en todo el mundo, desde República Federal Alemana, Suiza, España, Italia, Checoslovaquia, Estados Unidos, México, Uruguay y también en Argentina.
En nuestro país un año después de estos eventos tuvo lugar el Cordobazo, insurrección obrera y estudiantil que estalló el 29 de mayo contra la dictadura de Juan Carlos Onganía, que precipitó su renuncia.
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