En un recreo de la política, sigue la actuación de su hijo en los Juegos Olímpicos y le marca errores; una familia apasionada por el básquetbol.
Nicolás Laprovittola con sus padres, en la Villa Olímpica. Foto: LA NACION / Maxie Amena |
RIO DE JANEIRO.- Observa con fascinación el sector Internacional de la Villa Olímpica junto con su esposo, Juan Carlos Laprovíttola. Hasta ahí tienen acceso, pero es suficiente. Ya han estado en el Arena Carioca 3 para ver en acción a Nicolás, uno de sus hijos, en los partidos contra Nigeria y Croacia. Aparece el base del seleccionado argentino de básquetbol, el orgullo deportivo profesional de la familia, y Margarita Stolbizer amaga con ir a su encuentro. Pero opta por esperarlo, controlando la ansiedad. Es un momento especial, en un ámbito diferente: no hay cámaras de TV, ni mediaciones judiciales ni abogados. La líder del Partido GEN, pisciana y con mucho background sobre tableros, zona pintada, poste bajo y pick & roll, se siente casi como en un spa. Se pone incómoda cuando se le propone una charla, sugiere que "el que debe hablar es Nico", pero termina sonriendo cuando admite que tiene ganas de hablar.de básquetbol.
-¿Cómo está viviendo estos Juegos Olímpicos acompañando a Nicolás?
-Con una emoción terrible. Acompañamos su carrera desde muy chiquito y él ha ido preparándose, formándose. Todo con su esfuerzo. Nada le vino regalado, pero aprovecha las oportunidades. Y hoy es parte de un equipo de grandes jugadores y con un nivel extraordinario.
-Me contaron que es una fanática del básquet. ¿Entiende el deporte desde chica o se hizo a la fuerza?
-Mirá, me hice entendida por los chicos. Los tres han jugado (Federico y el Tata son los hermanos de Nicolás). Con Juan Carlos, como padres, fuimos de no perdernos ningún partido. A veces decíamos los lunes: "Este fin de semana hubo sobredosis de básquetbol", porque empezábamos con un partido los viernes, seguíamos con las tiras de los infantiles los sábados, y el domingo otro más. ¡Seis partidos por fin de semana mínimo! Nos gusta. Somos una familia muy basquetbolera.
-Es de noche en la casa Laprovíttola y hay un programa político de esos que no pueden dejar de verse, pero a la vez transmiten un partido de NBA. ¿Qué elige?
-Uhhh, no, es que en realidad no elijo yo: pierdo 4 a 1 en la casa, siempre se mira básquet. Pero lo acepto.
-Todo padre siempre sufre desde afuera al ver al hijo compitiendo. ¿Cómo es Margarita en la tribuna cuando juega Nicolás?
-Soy tranquila, pero me genera siempre una ansiedad, una tensión cuando veo que él falla en algo. Igual, Nico es un chico que transmite mucha tranquilidad. Cuando juega, conduce, ejerce un liderazgo y exhíbe serenidad. Por eso, salvo cuando comete un error o le pegan, veo los partidos en paz. Y lo disfruto. Porque lo veo tan, tan feliz de estar viviendo este momento que no hay tiempo para nervios. Todo es alegría.
-En su actividad política, usted no tiene filtro. Arremete incluso contra ex presidentes. ¿A su hijo, después de un partido, le habla con la misma crudeza?
-¡Pero claro! Obvio que de madre, soy metida. Entonces, siempre que puedo decirle algo, se lo digo. Para él tampoco tengo filtro. Tiene que ser así porque es una relación honesta. Y ellos lo hacen conmigo también. Cuando las cosas no están bien, se las marco. Uno lo hace para el bien de los hijos. Yo no soy técnica, él tiene muy buenos entrenadores.
-¿Cómo vivió todo este clima de rispidez entre argentinos y brasileños que se ve en las tribunas? Encima, el sábado chocan en básquetbol.
-Hay que asignarles el lugar que merecen. Es una disputa exclusivamente deportiva, que se da dentro de la cancha. Seguro lo vamos a ver el sábado en el partido con ellos. Pero no trasciende de eso. Nicolás jugó dos años acá, en Flamengo. La gente lo quiere y me pide que vuelva. Creo que los brasileños han puesto en estos Juegos mucha alegría y predisposición, saben que son una vidriera, así que hay que dejar la riña de lado. Los argentinos sabemos perfectamente lo que es la disputa, un Boca-River por ejemplo. No hay que asustarse por estas cosas.
-Lo saco a Nicolás de la ecuación por razones obvias. ¿Qué jugadores argentinos le gustan más?
-Bueno, es imposible no hablar de los cuatro grandes. Para Nicolás, cuando le toca estar en la cancha con Ginóbili , Scola , Delfino y Nocioni , es espectacular. Esos cuatro son fuera de serie. De los chicos nuevos, el Pato Garino está en un nivel excelente y Facu Campazzo siempre da la nota.
-El seleccionado de básquetbol es de los más seguidos por la gente acá en Río. Provoca una fiesta en las tribunas. ¿Qué le pasa a la gente con este equipo?
-Han logrado despertar una mística especial. Primero por lo deportivo, porque está en un nivel de excelencia. Como lo es el caso de Paula Pareto también: ella está en gran nivel y va generando adhesiones. Tiene que ver con las personalidades. No sólo es lo competitivo, sino lo que transmiten a través de los liderazgos. Y lo hacen con mucha humildad. A Pareto uno la ve esforzada en su vida personal, entonces la gente la sigue, la respalda, la quiere. Sirven como ejemplos. Le transmiten mucho a los jóvenes: no sólo conducta profesional, sino también valores humanos. Ahí está la razón.
-¿Se queda hasta el final?
-La primera rueda, sí. Después espero volver.
-¿Y para qué está la selección?
-Está para lo mejor. Está para medalla, seguro que sí.
Fuente: La Nación
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