César González: La comparación de mi pasado y mi presente es como un cuadro de Dalí

El poeta y cineasta César González se presenta mañana en Tecnópolis en el marco del ciclo de entrevistas públicas “Estado de mente”. Los discursos reaccionarios y la solidaridad de la sociedad, y el arte de sobrevivir.

“Me da mucho orgullo y me pone feliz que la gente considere mi trabajo como un espejo. Que haya salido de los infiernos abre una pequeña puerta, pero eso no quiere decir que el que quiere, puede. Estamos muy condicionados por la sociedad, que nos hace pensar más en lo individual que en lo colectivo”. César González pudo sobrevivir a una adolescencia con destino trágico y hoy se hace cargo de la voz de los sectores estigmatizados desde siempre. Autor de tres libros de poemas y cinco producciones audiovisuales, mañana será el protagonista de “Estado De Mente”, el ciclo de entrevistas públicas que coordina la actriz Sofía Gala Castiglione en el Auditorio Sala A de Tecnópolis.
Pese a que está acostumbrado a mostrar su arte y contar su experiencia por todo el país, César está entusiasmado por la magnitud del espacio y la presencia de Sofía –“un personaje público que siempre se plantó y tiene su personalidad-”. Y si bien cada charla tiene una atmósfera distinta y un público heterogéneo, hay un tema recurrente. “La gente me pregunta cómo hice para cambiar, cómo pasé de ser un pibe chorro a escribir y hacer películas, y todavía no tengo tan clara la respuesta”, cuenta César, quien de a poco empieza a liberarse del seudónimo Camilo Blajaquis con el que se hizo conocido. “Me reconcilié con mi nombre”, resume.
César tiene 26 años y siempre vivió en la villa Carlos Gardel, en el Oeste bonaerense. Con una juventud marcada por la pobreza, las drogas y la delincuencia, estuvo preso cinco años por una causa de secuestro extorsivo. En la cárcel y gracias a un taller de magia, se acercó a la literatura y cambió su vida. Pudo volcar su experiencia y su percepción en la escritura primero y en el cine después, y con cada expresión artística lucha contra los prejuicios y los estigmas de una sociedad a la que, sin embargo, comprende. “Que la gente emita discursos reaccionarios no quiere decir que lo sea. Hay mucho odio y manipulación del inconsciente colectivo, pero creo que en el fondo somos solidarios y eso lo veo en la forma en que acompañan mi trabajo”.
Cuando recuperó la libertad, César se anotó en la carrera de Filosofía, y empezó a volcar en diferentes relatos toda la información acumulada. Publicó tres libros de poesía, que le valieron el reconocimiento público del Indio Solari -uno de los faros en tiempos de oscuridad- y de a poco se fue metiendo en el cine, su otra gran pasión.
Lleva filmadas cinco obras, prepara otro largo inspirado en la violencia de género y gracias a las redes sociales recibe la admiración de lugares como Finlandia o Croacia. “Comparo mi pasado y mi presente y es como un cuadro de Dalí: surrealismo puro. Me vinieron a hacer notas de la BBC, de la televisión rusa, va mucha gente a mis charlas”, repasa César, todavía incrédulo, antes de ensayar una explicación contundente. “Es la consecuencia de devolverle al odio con una dosis de amor. Quisieron condenarme a que sea un expediente judicial y demostré que quería ser otra cosa”.
Fuente: El Argentino

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