Una sola campaña, una sola consigna #Ni Una Menos

Cecilia Denot
-Cuando se hacen campañas sobre la lucha contra el SIDA, nadie alza el dedo acusador reclamando "¿por qué no pelean también conta el cáncer? todas las enfermedades son importantes".
-Cuando se lanza una campaña para prevenir y combatir el cáncer de pulmón, no se escucha "pero ¿y el cáncer de colon? ¿acaso no es importante también? ¿acaso no es igual de dañino? qué injusto".
-Cuando se lanzan campañas contra el tabaquismo, ¿vos ves que haya gente que diga fervientemente que es injusto que no peleen también contra el alcohol, la cocaína o el paco, que son igual de adictivos y peligrosos?.

-Cuando se lanzan políticas especiales para la tercera edad, ¿vos ves gente diciendo... "¿y los jóvenes? todo bien con los viejos, pero los jóvenes también la pasan mal y sufren... ¿por qué solo a los ancianos? qué egoístas, ¿por qué dividen así a la sociedad?".
-Cuando se lucha contra los niños que pasan hambre, ¿leíste alguna vez un "¿los niños solamente? los adultos también sufrimos hambre, ¿nadie va a hablar de eso? siempre victimizándose los niños".

Tampoco se ve en ninguno de estos casos ejemplo que se modifiquen imágenes de la campaña original para incluir todas estas cosas que se creen también deberían estar. Tampoco se insulta a los organizadores, ni se menosprecia la causa, ni mucho menos a las ONGs, referentes o víctimas que históricamente pelean por ellas.

Casualmente todas estas cosas ocurren solamente cuando se trata de campañas sobre violencia contra la mujer. Y son también estas cosas las que muestran por qué estas campañas son necesarias porque no solo vivimos en un país donde aparecemos muertas en bolsas, donde nos violan quienes pensábamos que eran nuestros amigos... o en la calle, o en el taxi, o en la escuela, o en el boliche, o nuestra propia pareja, donde nos matan por decir que no, donde nos golpean "por amor", donde nos desangramos vivas por abortos clandestinos, donde se nos juzga por la ropa, el maquillaje, el cuerpo y en función de eso se nos coloca en categorías de mujer respetable o puta, donde se nos grita cualquier barbaridad en la calle porque según muchos nuestro autoestima depende de ello, donde se nos acorrala y manosea en la calle y el transporte público, donde se nos paga menos que a los hombres por la misma tarea con las mismas calificaciones, donde se nos secuestra para prostituirnos a la fuerza, donde se menosprecia nuestra palabra sobre muchos asuntos por ser mujer, donde el alcohol justifica la conducta del hombre pero condena la nuestra.... sino que también vivimos en un país donde, cuando hablamos de esto, se nos dice que somos unas hijas de puta separatistas porque, claro, malas nosotras, no tenemos en cuenta que también hay otros que sufren. Se los voy a decir en su idioma usando un insulto machista, para que lo entiendan: váyanse bien a la reputísima madre que los parió.

No hay comentarios:

SOCIEDAD

SALUD