Tres duras historias que reflejan las crisis del Posadas

El deterioro de un gigante de la salud
Mientras los gremios anunciaron más paros y reclaman la regularización de trabajadores, sigue el calvario de la gente que llega para atenderse.
"La sala de Pediatría está llena de cucarachas"
Alberto es el papá de Belén. La nena, de casi un año, está internada por una enfermedad neurológica degenerativa que ataca su cabeza. Llegaron a la sala de internación pediátrica del Posadas hace dos semanas, pero es la cuarta vez en el año que internan a su hija. “Las enfermeras y los médicos son excelentes, no tenemos ni una queja con el recurso humano. Pero la verdad es que el hospital no está en buenas condiciones. Los ascensores no andan bien y medicación hay muy poca, tuvimos que comprar algunos remedios bastante caros. Los baños podés pasar y mirar ... En los techos las ratas saltan, las vemos pasar todas las noches. Y está lleno de cucarachas. Podés imaginarte que en una sala de pediatría no puede pasar esto, le caminan por atrás a la nena y no podés echarle veneno para matarlas porque puede afectar más la salud de los chicos”, describió este vecino de Castelar, que con ingenio logró arreglar la puerta de la habitación -compartida- que no tenía picaporte: “Le puse una sonda para poder abrirla y que no se cierre fuerte con el viento”.
"No pueden hacer una biopsia"
Es fácil perderse en este gigante de la salud, no sólo por la cantidad de pabellones –con siete pisos en cada uno de éstos– sino porque muchos de los ascensores del Posadas están fuera de servicio y es necesario usar las escaleras o subir hasta un servicio para lograr llegar “a otro”. Es lo que sucede en el pabellón D, donde se encuentra una de las salas de internación oncológica. “Acá no funcionan los ascensores, yo subo por las escaleras y a mi tío lo subieron por otra área y lo trajeron hasta acá”, cuenta Jorge, que acompaña a su tío, internado ahí hace 10 días. Los baños en esta área repiten la misma postal que en casi todo el hospital: mal olor y falta de agua caliente, si se tiene la suerte de que tampoco falte la fría. “A él, remedios no le faltan, pero sí tiene que hacerse un par de estudios y hay que esperar para hacerle una biopsia porque no andan los aparatos. Nosotros somos de Caseros, pero este es el hospital más grande y cercano, por eso venimos”, contó.
 Jorge no pierde el buen humor mientras aguarda por su estudio en la sala de Oncología.
"Tenemos que limpiar los baños"
Sandra tiene a su papá, un hombre muy mayor, internado hace 16 días con un cuadro múltiple de varias enfermedades. “La atención médica es muy buena, pero los baños están destruidos y los tenemos que limpiar nosotros. Igual que de la higiene de los pacientes, nos ocupamos los familiares. Los baños no pueden estar así, sé que el hospital está intervenido pero estoy todo el tiempo acá adentro y ni las noticias puedo ver. Lo que no puedo creer es que el edificio nuevo que está adelante sea para la administración y los consultorios externos, mientras acá tenemos que estar matando cucarachas en las habitaciones de los pacientes”, se quejó.
Cómo sigue el conflicto tras la intervención
El gigante de la salud ubicado a la vera de la Autopista del Oeste sigue en crisis. A la medida de fuerza que adoptaron dos gremios del Hospital Posadas el jueves pasado le siguió otro paro por 48 horas que arrancó el martes en reclamo de los métodos de regularización de los trabajadores. La intervención que dispuso el Gobierno nacional provocó la inmediata reacción de los trabajadores, que a una semana de la llegada del interventor Martín Latorracca había dispuesto un cese de actividades, argumentando dos razones: el rechazo a la figura de la intervención y el pedido para que frenasen los concursos para ocupar los cargos, porque –según explican– perderían antigüedad y no hay cupo para todos.
"El lunes había una reunión con el Ministerio de Trabajo, que fue frenada por Nación", dijo Luis Sucher, delegado del gremio STS del Posadas. Por esa razón, tanto ese sindicato como la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud (C.I.C.O.P) arrancaron el martes una nueva medida de fuerza. ATE, por su lado, no se adhirió. "Acá nos pusieron a Diego Spina, que es presidente del Deportivo Morón, para negociar con los gremios y no tiene experiencia en salud", agrega Sucher. En la asamblea del martes a la mañana decidieron volver a parar por 48 horas el miércoles y jueves de la semana que viene. Además, piden la apertura de una mesa de diálogo con todos los sindicatos y el Ministerio de Salud para solucionar la precarización laboral.
Clarín Zonales

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