En Ramos Mejía una escuela promueve la integración de los jóvenes con discapacidades

El Centro de Formación Laboral Nº1 alberga a 176 jóvenes que asisten diariamente la institución con el objetivo de ampliar sus conocimientos en oficios para insertarse al mundo laboral. 

La entidad, ubicada en Larrea 55, en Ramos Mejía, promueve el aprendizaje de distintos oficios. El fin primordial es que los 176 jóvenes que asisten de forma cotidiana adquieran diversas herramientas que les permitan continuar con proyectos laborales. Además, en los últimos tiempos se estimula fuertemente la organización de cooperativas.
Trabajo por la integración 
“Este no es un taller protegido, es una escuela especial. Acá se trabaja en una propuesta para adolescentes y jóvenes. La escuela es un centro de formación laboral”, aclaró a El1 Digital Estela Carballido, directora de la entidad educativa.
"Acá se trabaja en una propuesta para adolescentes y jóvenes", relata la directora.
Hasta hace unos pocos años solo existían dos instituciones que tenían como propósito preparar a adolescentes y adultos con discapacidades para distintos trabajos y para que encuentren una forma inserción. Uno es CFL 1, ubicado en Ramos Mejía, y el otro es el CFL 2, en González Catán.
Con las últimas modificaciones en lo que respecta a reglamentación de las entidades educativas para personas con discapacidades, las escuelas especiales primarias comenzaron a elaborar propuestas para jóvenes adultos. Si bien las ofertas no son mayúsculas en los nuevos espacios, la iniciativa disminuyó la matrícula en los CFL.
Según establece el estatuto, los jóvenes, a partir de los 23 años, están en condiciones de egresar. Pero para eso es necesario conocer cada caso. “Cada chico es una historia. Entonces, cada caso reviste una situación particular a conocer. Porque el objetivo es que incorporen ciertas herramientas. En muchas ocasiones pueden egresar a los 25 años”, indicó la directora.
Una red
Aquellos que hayan finalizado los estudios y deseen avanzar en su formación pueden continuar en los Centro de Formación Profesional, que son de gestión municipal. Estos espacios son abiertos a la comunidad y no tiene restricciones en lo que respecta su matrícula.
Además, estos lugares entran en relación directa con los sitios que fueron creados a partir de iniciativas sociales, que lejos de tener fines de lucro, se proponen generar lazos de contención y buscar horizontes para las personas con discapacidad.
“Tratamos de articular con algunas de esas instituciones porque algunos chicos pueden insertarse en el mundo del trabajo. Otros necesitan un acompañamiento para hacerlo, entonces necesitan un taller protegido como San Francisco de Asís (Isidro Casanova), o necesitan otro tipo de actividades como APACID (Ramos Mejía)”, ilustró Carballido.
Los jóvenes finalizan los estudios con múltiples herramientas que pueden explotar en el terreno económico. Las redes que pretenden barrer con los estigmas y las trabas, no solo crecen entre las instituciones, sino también al interior. “Fomentamos la creación de cooperativas, porque es una forma de generar empleo, concluyó.
Fuente: El1Digital

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