Setenta años de la Iglesia Evangélica Metodista de Villa Sarmiento

Si bien los reordenamientos de las localidades hoy la ubican geográficamente en Villa Sarmiento, en la esquina de Madero y Coucheiro, nació como Iglesia Evangélica Metodista de Ramos Mejía y hasta la actualidad se la designa de esa forma.

Dos eventos abiertos a toda la comunidad tendrán lugar en el mes de septiembre para celebrar sus 70 años. La barra dialogó con la pastora Silvina Cardoso así como también con Graciela De Vita y Mónica Silva, miembros de la iglesia, quienes detallaron las características de los mismos y repasaron la historia de la institución.
En primer término el sábado 20 a las 19.00 horas se llevó a cabo un encuentro coral del que participaron el coro del Rotary Club de Haedo Norte y el coro Turma Vocalis, dos excelentes agrupaciones que seguramente deleitarán con su repertorio a quienes se acerquen a compartir la celebración. El sábado siguiente, 27 de septiembre, también a las 19.00 horas, tendrá lugar el culto central en el que va a predicar el obispo Frank de Nully Brown, máxima autoridad de los metodistas a nivel nacional y quien fuera pastor en Ramos Mejía en la década del 80.
Fue en el año 1944 cuando un grupo de vecinos miembros de la iglesia dieron comienzo a las actividades de la congregación en la zona reuniéndose inicialmente en aulas del Colegio Ward con quien siempre han estado muy ligados, pero cabe aclarar que son instituciones independientes.
Años más tarde, en 1953, se colocaría la piedra fundamental de la iglesia.
El lema que acompaña al aniversario es “70 años de testimonio renovando el compromiso”. Testimonio que se debe entender como la forma de manifestar su fe en el amor de Dios a través de actos concretos destinados al conjunto de la comunidad acorde a sus convicciones ecuménicas, filosofía de la que han sido precursores, y renovación del compromiso en el sentido de adecuar ese testimonio a las circunstancias de la actualidad.
Repasando algunas acciones que llevaron a cabo a lo largo de su historia se ve un ejemplo concreto de este lema. En la década del 80 funcionó en dependencias de la iglesia el jardín de infantes “El patito” que surgió para cubrir lo que en ese momento era una necesidad del barrio. Adquirió tal trascendencia que se invirtieron los roles y a la institución madre se la llegó a conocer como “La iglesia del Patito”. Con el tiempo proliferaron otros jardines y como ya no era tan necesario dejó de funcionar. Sin embargo, volvió a abrir sus puertas cuando de nuevo fue necesario para albergar a los chicos del jardín del estado Nº 904 cuando sus techos fueron arrasados por el tornado que se sufriera en la zona en abril de 2012, situación que aún perdura ya que los techos no se terminaron de arreglar.
Del mismo modo facilitan sus instalaciones para que funcione la escuela de fútbol de la iglesia evangélica “Corazón de Fuego” o llevan adelante actividades para todos los chicos del barrio en las semanas de Pascuas, Navidad y para el día del niño. Por otro lado, todos los sábados se realizan desde hace diez años actividades que convocan a jóvenes y adolescentes del barrio Carlos Gardel. Y para los adultos, a lo largo de la semana se ofrece yoga, música, gimnasia para la 3ª edad, apoyo psicológico.
Dentro de la iglesia funciona la “Sociedad femenina” un grupo que también cumple 70 años con actividades independientes orientadas principalmente a colaborar con el hospital Carrillo y con la “Casita de la Amistad” una institución para la tercera edad.
Otra iniciativa importante es “El pequeño hogar”, un espacio que recibe en un ambiente familiar a chicos derivados por los juzgados quienes se encuentran por diferentes causas en una situación de desprotección.
En este breve repaso por una historia tan rica no se puede dejar de mencionar a algunas personalidades que fueron miembros de esta comunidad pero cuyas acciones trascendieron por lejos el marco de la misma, como por ejemplo José Míguez Bonino, uno de los primeros pastores de esta iglesia junto a Sante Uberto Barbieri, quien a lo largo de su trayectoria fuera luego el único veedor latinoamericano en el Consejo Vaticano II y en otro ámbito, pese a no tener filiación partidaria, fue miembro de la Asamblea Constituyente que llevó a cabo la reforma de la Constitución argentina en 1994, abocándose especialmente a los temas sociales y de derechos humanos.
Fuente: Periódico La Barra

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