El presidente de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, explicó en conversación con Adrián Noriega en el programa periodístico Primer Plano los esfuerzos para evitar aglomeramiento de personas, sobre todo en horas pico. La complicación adicional que implican las barreras.
La pandemia, además de las carencias en el sistema sanitario argentino, también desnuda los inconvenientes históricos que tiene nuestro país en otras materias, como el transporte.
No solamente en lo que hace a la calidad de colectivos y trenes, por señalar los dos servicios más utilizados por la gente, sino también por la infraestructura, que es vieja y obsoleta en muchos casos y, además, para apuntalar una parte es necesario tomar como referencia infinidad de dimensiones.
De eso conversaron anoche, en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano, el presidente de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, con Adrián Noriega. La idea fue analizar cómo es el servicio que la empresa brinda a usuarios y usuarias en plena crisis sanitaria por la irrupción del coronavirus, y cómo se cumple, o se intenta hacerlo, con el distanciamiento social, una de las claves para evitar contagios masivos.
Según explicó el funcionario, en horas pico de épocas normales, sin pandemia, suele haber 21 servicios, con una capacidad de 560 asientos en cada formación, donde el traslado es de 1200 pasajeros aproximadamente, algo así como el doble de las posibilidades de viajar sentados.
“Eso, después del 20 de marzo, bajó a un 5% de ese total, con lo cual de 21 trenes pasamos a tener seis corriendo entre esas dos terminales. Hoy volvimos a estar en 20 formaciones, de acuerdo a las distintas actividades que se han ido habilitando. Eso es para seguir garantizando el distanciamiento frente al mayor flujo de pasajeros”, graficó Marinucci.
Consultado sobre por qué no se pueden agregar más servicios, el presidente de Trenes Argentinos recordó que la gestión pasada tuvo la posibilidad de comprar 200 vagones a China y no la ejecutó. “Eso hubiese permitido generar mayor cantidad de formaciones”, señaló el funcionario, aunque reparó en otra dificultad que tiene la traza del ferrocarril que une la zona oeste del conurbano con la Capital Federal.
“Tenemos pocos pasos bajo a nivel. Hoy cada tren pasa con entre seis y siete minutos de diferencia, con lo cual si incorporamos más formaciones no abrirían nunca las barreras, con lo cual sería un problema trasladado al tránsito”, concluyó.
No solamente en lo que hace a la calidad de colectivos y trenes, por señalar los dos servicios más utilizados por la gente, sino también por la infraestructura, que es vieja y obsoleta en muchos casos y, además, para apuntalar una parte es necesario tomar como referencia infinidad de dimensiones.
De eso conversaron anoche, en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano, el presidente de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, con Adrián Noriega. La idea fue analizar cómo es el servicio que la empresa brinda a usuarios y usuarias en plena crisis sanitaria por la irrupción del coronavirus, y cómo se cumple, o se intenta hacerlo, con el distanciamiento social, una de las claves para evitar contagios masivos.
Según explicó el funcionario, en horas pico de épocas normales, sin pandemia, suele haber 21 servicios, con una capacidad de 560 asientos en cada formación, donde el traslado es de 1200 pasajeros aproximadamente, algo así como el doble de las posibilidades de viajar sentados.
“Eso, después del 20 de marzo, bajó a un 5% de ese total, con lo cual de 21 trenes pasamos a tener seis corriendo entre esas dos terminales. Hoy volvimos a estar en 20 formaciones, de acuerdo a las distintas actividades que se han ido habilitando. Eso es para seguir garantizando el distanciamiento frente al mayor flujo de pasajeros”, graficó Marinucci.
Consultado sobre por qué no se pueden agregar más servicios, el presidente de Trenes Argentinos recordó que la gestión pasada tuvo la posibilidad de comprar 200 vagones a China y no la ejecutó. “Eso hubiese permitido generar mayor cantidad de formaciones”, señaló el funcionario, aunque reparó en otra dificultad que tiene la traza del ferrocarril que une la zona oeste del conurbano con la Capital Federal.
“Tenemos pocos pasos bajo a nivel. Hoy cada tren pasa con entre seis y siete minutos de diferencia, con lo cual si incorporamos más formaciones no abrirían nunca las barreras, con lo cual sería un problema trasladado al tránsito”, concluyó.
Fuente: Primer Plano
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