Agustín Salvia: Para bajar la pobreza, saquemos adelante al sector microinformal

MINI BIO. Profesión: sociólogo. Estudios: doctor en Ciencias Sociales. Otras actividades: director de Investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA. Investigador principal del Conicet. Director del Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, Instituto Gino Germani, UBA.
La situación del empleo y por supuesto de la pobreza es estructuralmente crítica y el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), de la UCA, lo advierte a la sociedad en general a través de diferentes informes desde el año 2004.
"Creo que es para alertarse que hoy la tasa de desempleo ya esté en dos dígitos", afirma Agustín Salvia, director de investigación de ODSA. Para el tercer trimestre de 2018 la UCA mide una desocupación del 9,9% mientras que el Indec la ubica en un 9% en el mismo trimestre. "Esa es la desocupación abierta y no hay una diferencia estadísticamente relevante con el Indec, pero si tenemos en cuenta que mucha gente que se considera empleada o con trabajo tiene en realidad un empleo de subsistencia y sin seguridad social, a ese 10% de desocupados habría que sumarle un 20% de personas que sobreviven sin un empleo regular, con changas o con trabajos eventuales como limpiavidrios, vendedores ambulantes etcétera. Entonces, la tasa real de desempleo está mucho mas cerca del 30% que del 10%. Además, hay otro 27% con una situación de precariedad laboral, aunque por lo menos tiene un empleo regular".

En 2018, solo el 44,1% de la población económicamente activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos, según el último informe de ODSA, coordinado por Salvia, cuyo autor es el investigador Eduardo Donza. la nacion obtuvo un adelanto exclusivo del trabajo llamado "Heterogeneidad y fragmentación del trabajo 2010-2018". Uno de los puntos más destacados del informe es que se pone el foco en un inmenso sector microeinformal, al que Salvia insiste que hay que apuntalar, promover, ayudar para que los trabajos que ya llevan adelante, de baja productividad, sean puestos en valor a través de múltiples mecanismos, en lugar de ser castigados por ser informales y de tener la pretensión de que paguen impuestos que resultan imposibles.

En los últimos años se incrementó la proporción de ocupados en el sector microinformal alcanzando, en 2018, al 49,3% de los ocupados. Son, según Salvia, no menos de 7 millones de personas. Las tareas que realizan mayormente son de mano de obra no especializada. En 2018 el ingreso de este sector fue un 41% menor que el ingreso del total de los ocupados. Además el 75,9% no cuenta con aportes jubilatorios y el 30% estuvo desempleado por lo menos una vez en el último año.

Sin embargo hay una salida, sobre todo teniendo en cuenta que el 45,1% demanda más horas de trabajo. Según Agustín Salvia, se trata de llevar adelante políticas específicas para este sector, que tiene altas capacidades de subsistencia y de trabajo, pero al que le hace falta apoyo para crecer, producir más y, como consecuencia, tener mejores ingresos. ¿Qué necesita? Políticas de fomento, lo contrario de políticas que castigan con altos impuestos a quienes apenas logran mantenerse. Un esfuerzo fiscal, entre otros que, según Salvia, lleva al crecimiento del país, al aumentar las capacidades productivas de la mitad de los ocupados.

"A la meta de pobreza 0 se llega no esperando que se creen nuevos empleos a través de un efecto derrame. Eso no va a pasar. Se llega poniendo en valor y estimulando los trabajos que ya existen y que están en este sector microinformal. Se puede luchar contra la pobreza de dos maneras: con mas programas sociales, o logrando que este segmento logre mejores trabajos de los que ya tiene, mejores salarios y mas productividad".

-¿Cómo se conformó este gran sector microinformal?
-En la Argentina en los últimos 30 o 40 años, cuando cambia el modelo económico y empieza un proceso de globalización, no hubo una política clara sobre qué hacer con sectores de la pequeña y mediana empresa o con sus microemprendedores, para promover su inclusión. Los dejó librados al mercado. En los años 70 y 80 el segmento microinformal tenía mejores salarios. Después se produjo un proceso de deterioro social, ya que en vez de fomentar al pequeño emprendedor para que mejore su trabajo cada vez mas, lo excluimos y lo dejamos a merced de una economía de la pobreza. Los Kirchner detuvieron el proceso pero no lo revirtieron, cristalizaron la situación de un sector microinformal pobre. El 75% de la pobreza lo explica pertenecer a este segmento. Saquemos a este sector adelante y bajamos significativamente la pobreza.

-¿En qué se equivocan las políticas, que no miran a un sector de 7 millones de personas?

-Todo gobierno que viene trata de impulsar el crecimiento a través de la política económica, con la idea de que va a generar suficiente empleo para absorber al conjunto de la fuerza de trabajo en la Argentina. Sin dudas que el crecimiento económico es clave para generar empleo y mejores ingresos. Pero si dejamos que el mercado actúe por sí solo a través de los procesos de globalización, del desarrollo productivo de los sectores exportadores o de grandes inversiones, el empleo que se crea y los salarios que podrían mejorar son solo los del sector privado formal mas dinámico. Si uno mira la estructura ocupacional urbana del país, se trata de apenas el 35% de los empleos. Hay otro 15% que son los empleos públicos y hay un 50% del empleo que está en el sector microinformal. Apenas sobre ese segmento, cuando hay crecimiento económico, se logra el efecto derrame, pero no alcanza.

-¿Cuál es la propuesta para estimular a este sector?

-No tenemos, y aquí la propuesta, políticas de desarrollo económico, productivo, tecnológico, que incluso sean regionales y locales, vinculadas al fomento de la pequeña y mediana empresa, que realmente impacten en el desarrollo, en el aumento de la productividad y en la multiplicación de pequeñas empresas.

-¿Podría dar algunos ejemplos de estas políticas?

-Tiene que haber un buen diseño de políticas públicas, además de inversión. Se trata de fomentar la producción, abrir puertas a los negocios y vincular al sector público y privado formal con esta economía de la pequeña y mediana empresa informal y de baja productividad. Para esto se requieren líneas de crédito a tasas negativas y una banca de desarrollo local y regional orientada a la pequeña empresa. Obviamente, en esta coyuntura el crédito es inaccesible, pero si uno tuviese que pensar en un contexto de inflación mas baja, debería haber créditos subsidiados. Necesitamos la introducción de nuevas tecnologías y formas de organización del trabajo y de las cadenas productivas o de comercialización.

-¿Cómo?

-Se trata de favorecer, por ejemplo, la concentración, el acopio o la distribución de los bienes y servicios que pueda producir esta pequeña empresa. Se pueden formar gerencias de comercialización no de corte individual, sino con un componente público-privado asociativo, capaz de fomentar y proteger a estos pequeños emprendedores y empresarios, quienes orientan buena parte de su producción al mercado interno. Necesitan circuitos de producción y de comercialización no hiperprotegidos, pero sí mínimamente acompañados como parte de políticas públicas. Esto no debe estar librado al empeño o al emprendedorismo personal de cada trabajador, sino a un fuerte fomento de la inversión pública orientada al sector que más empleo genera: el 50% de la fuerza de trabajo.

-¿Y los marcos regulatorios?

- Además de las políticas de fomento, se requieren de marcos regulatorios especiales, marcos normativos a nivel impositivo y a nivel de la seguridad social diferentes a los de las empresas mas grandes. Me refiero a mecanismos mucho más desregulados y subsidiados. Necesitamos que estos trabajadores y empleadores participen del sistema de la seguridad social pero no les podemos exigir las mismas cargas y contribuciones que a las grandes empresas. No se les puede pedir las mismas tasas impositivas, tasas locales o impuestos a las ganancias o impuestos comerciales y laborales, porque son segmentos que necesitamos incentivar para que crezcan. El municipio los tendría que premiar y no cobrarles una tasa. Si vos estás creando un empleo y estás tratando de progresar, yo te premio y te asisto para que, además, mejoren tus condiciones.

-¿Hay una grieta en el empleo?

-Hay un conflicto distributivo estructural porque, o forjamos una Argentina para que el 50% de la fuerza de trabajo viva cada vez mejor y el otro 50% quede sepultado en la marginalidad, en el seguro de desempleo y en los programas asistenciales, o pensamos un modelo que resuelva este conflicto distributivo y que haga que el segmento que va al mercado interno, de la pequeña y mediana empresa o de la economía social o popular, aumente su productividad. Son dos apuestas distintas. O es una Argentina que está históricamente dividida en dos, con un segmento incluido y otro excluido siendo atendido por programas sociales, o tenemos la posibilidad de pensar cómo hacemos para que el segmento vinculado a la creación de empleo se desarrolle. Con las condiciones adecuadas ese 50% de la población ocupada duplicaría el ingreso en la Argentina.

-¿Y la seguridad social?

-Para ese pequeño comerciante tiene que haber un sistema de seguridad social sobre el cual no tenga que pagar y esté garantizado por su condición de pequeño emprendedor, al que se le puede decir, por ejemplo, que en 5 años va a empezar a pagar. Tiene que poder, por un tiempo, contratar a trabajadores sin costo. Ese subsidio significa al mismo tiempo tener la tarjeta Sube o Argenta con un crédito para que pueda comprar insumos productivos, tecnológicos o una computadora, o lo que necesite. Así no solo se brinda seguridad social sino que se incentiva a mejorar la productividad y la calidad de vida sin que deje la actividad. Los subsidios no son para que tengan un programa social y se queden en su casa.

Por: Paula Urien para La Nación

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