La policía baleada en la comisaría de San Justo: 'Sigo demostrando al mundo que soy fuerte, pero por dentro me estoy muriendo de dolor'

Rocío Villarreal permanece en silla de ruedas, intentando recuperar la movilidad de sus miembros inferiores. A fines de abril recibió dos disparos cuando un grupo de delincuentes ingresó a los tiros en la seccional para liberar a un preso.
Cada palabra, cada foto, cada posteo que comparte llena de lágrimas los ojos de cualquier lector. Son una suerte de canto a la vida, porque muestra allí su voluntad de seguir adelante pese a las enormes dificultades que le obstaculizan sus días. Se trata de Rocío Villarreal, la oficial de la Policía bonaerense que fue baleada el pasado 30 de abril, cuando al menos cuatro personas armadas y vestidas con gorras y camperas negras de la fuerza de seguridad llegaron a la seccional de San Justo e ingresaron a los tiros a esa dependencia para liberar a uno de los presos alojados allí.

“Ya casi 6 meses, donde ocurrió tan rápido. Aún sigo luchando para volver a estar de pie. Aún sigo llorando y preguntándome por qué pasé todo”, posteó en su cuenta personal de Facebook la mujer, que se encuentra en silla de ruedas en plena recuperación. Aunque las posibilidades de volver a caminar sean muy pocas.
A su manera, la oficial contó su padecimiento. Recibió un disparo en el brazo que le afectó la sensibilidad en un dedo, pero el segundo, que ingresó en su cuerpo a la altura de una mama, le tocó órganos vitales y se depositó en la médula. Ese proyectil hizo un desastre.

“Tengo mi niña de tan sólo 3 años que me cuida. Pensar que cuando tuve el accidente debí esperar 15 días sin verla, y lo único que me daba fuerza era pensar en ella. Sólo quería levantarme y sentarme en una silla de ruedas para poder verla. Y todo sigue igual: yo sin poder caminar y demostrando al mundo que soy fuerte, pero por dentro me estoy muriendo de dolor”, contó.


Fuente: Primer Plano

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