Un estudio de la UCA indagó sobre los hábitos alimentarios de los niños. Galletitas dulces, barras de cereal y alfajores, los elegidos en el recreo.
Aunque muchos lo intuyen, pocos saben a ciencia cierta qué, cómo y con quién comen los chicos argentinos. Justamente, para relevar qué ocurre a la hora de sentarse a la mesa en el grupo etario que va de los 2 a los 17 años, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicó un completo informe que devela hábitos, preferencias y prácticas de los chicos –y de sus familias– a la hora de la comida.
Aunque muchos lo intuyen, pocos saben a ciencia cierta qué, cómo y con quién comen los chicos argentinos. Justamente, para relevar qué ocurre a la hora de sentarse a la mesa en el grupo etario que va de los 2 a los 17 años, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicó un completo informe que devela hábitos, preferencias y prácticas de los chicos –y de sus familias– a la hora de la comida.
“Hay muchos ejes importantes de esta investigación, pero nos llamó la atención que el 76% de los chicos practiquen habitualmente el ‘picoteo’, una práctica que los especialistas en nutrición consideran bastante nociva”, le dijo a PERFIL Ianina Tuñón, socióloga y coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, una investigación que lleva adelante, desde hace años, un equipo de la UCA.
Infografía sobre hábitos a la hora de comer. Cedoc
Infografía sobre hábitos a la hora de comer. Cedoc
A diferencia de la colación, “picoteo” se refiere al consumo de alimentos procesados con alto contenido calórico y baja calidad nutricional, como las papas fritas, el maní, las galletitas dulces o los bizcochitos de grasa. “El picoteo es algo común en todos los argentinos, no solo en los menores. Hay estudios de hace varios años que muestran que el 80% de las personas picotean todos los días”, explicó Mónica Katz, experta en nutrición de la Universidad Favaloro.
Y agregó: “Hay investigaciones que concluyen que esta práctica, si incluye snacks, puede llegar a aportar hasta el 25% de las calorías ingeridas en el día: la cuarta parte de todo lo que comemos. Por eso, y como en el mundo se registra un fuerte crecimiento en la prevalencia de la obesidad infantil, sería clave tratar que el picoteo se haga con yogur o con frutas, en lugar de papas fritas o galletitas”. Según Tuñón, “la encuesta mostró que esta conducta aumenta a medida que los chicos crecen y ganan autonomía, por lo que entre los 13 y los 17 casi el 80% lo hace. Pero también es llamativamente alta entre los 2 y los 4 años de edad, donde picotea el 69,3%. Y esto se ve en todos los niveles sociales”. Actividades. Otra costumbre llamativa que identificó el equipo de la UCA es la actividad de los chicos durante las comidas.
“Determinamos que la típica comida de la familia es la cena, ya que el 99,2% de los chicos la hace en su casa”, dijo Tuñon. Pero luego preguntaron qué hacen, además de comer, en ese tiempo en familia: el 93% afirma que “se conversa”. Y lo particular es que la TV parece haberse instalado como un miembro más, ya que el 80,6% contestó que mientras come “mira televisión”. Pero no es lo único, ya que uno de cada tres chicos, mayoritariamente los más pequeños, también “juegan” en la mesa. Y, a medida que van creciendo, cambian los juguetes por el smartphone.
“Entre los jóvenes de 13 a 17 años el 51,4% usa el celular mientras come”, afirmó la socióloga. Además, el 15% dijo que juega videojuegos, mientras que el 14,8% usa una PC. “Es importante hacer de las comidas una ocasión de encuentro familiar propicio para el diálogo y para disfrutar de los sabores y texturas de los alimentos. Por eso es clave tomar distancia de los dispositivos tecnológicos durante las comidas. Hoy esto es un desafío para niños, adolescentes y adultos”, sostuvo Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
El relevamiento también muestra el fracaso de las políticas oficiales en materia de alimentación saludable. Cuando se inquirió sobre qué consumen los chicos durante los recreos escolares, el orden de preferencias comenzó con galletitas y barritas de cereal (40%), alfajores (29%) y golosinas el 15%. Apenas el 8,9% dijo comer fruta y el 4% un postre lácteo. Y eso pese a la disponibilidad de “kioscos saludables” en las escuelas. Con estos insumos informativos, para Tuñón, la reciente fusión entre el Ministerio de Acción Social y el de Salud “nos abre una oportunidad para que trabajen juntos en políticas gubernamentales que puedan atender los graves problemas alimentarios sociales y, al mismo tiempo, lograr que la población aprenda a alimentarse más saludablemente”. Snack saludable En inglés “snack” significa colación o refrigerio, y suele tener connotaciones saludables.
El refrigerio es el consumo de alimentos o bebidas entre las comidas. Que sea saludable depende no tanto de la frecuencia con que ocurra, sino más bien de la calidad y cantidad de alimentos que se consuman. Pero “picoteo” se refiere al consumo de alimentos procesados con alto contenido calórico y baja calidad nutricional, como las papas fritas, el maní, las galletitas dulces o los bizcochitos de grasa. Su principal motivación es el hambre pero también contribuyen otros factores como ayunos prolongados, la ansiedad, el entorno social, la hora del día y la disponibilidad de alimentos.
Cuando los alimentos consumidos se caracterizan por ser bajos en fibra y tener un alto contenido de azúcar o sal y grasas trans (comida “chatarra”), la tendencia es a consumir en exceso, y su consecuencia es el sobrepeso y la obesidad. Por el contrario, con el consumo de cinco a seis comidas pequeñas, bajas en calorías como fruta, vegetales, granos enteros, legumbres, semillas y nueces o un yogur descremado, el resultado es que se queman más calorías y almacena menos grasa debido a que el efecto térmico de su cuerpo se eleva con más frecuencia.
Fuente: Diario Perfil
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