Les pegaron, los quemaron con cigarrillos y simularon fusilarlos. Los agentes recibieron penas de entre 8 y 10 años.
Los condenados fueron Leandro Adolfo Antúnez, Orlando Ariel Benítez y Osvaldo Alberto Ertel, los tres a 10 años y seis meses de prisión; y Eduardo Sandoval, Ramón Falcón y Yamil Marsilli, los tres a 8 años y 11 meses. La Justicia los halló culpables a todos, aunque con distintos grados de participación, por los delitos de tortura, privación ilegítima de la libertad, lesiones leves y robo agravado y calificado.
En su alegato, las abogadas del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Agustina Lloret y Florencia Sotelo, habían señalado que en la noche del 25 de septiembre de 2016, Iván Navarro (entonces de 18 años) y Ezequiel Villanueva Moya (que tenía 15), fueron detenidos por la Policía Federal frente a la Casa de la Cultura en la villa 21-24 de Barracas.
Según la reconstrucción, los agentes avisaron a sus colegas de Prefectura, que estaban buscando a los sospechosos de un asalto callejero ocurrido poco antes.
De acuerdo con el alegato, ninguno de los adolescentes encajaba en la descripción de los sospechosos buscados. Igual, Prefectura los subió a dos vehículos y los llevó a una garita que tiene en la zona, conocida como "Contenedor 3". En el trayecto -registrado por el GPS de los móviles- los golpearon y los apretaron.
Enseguida los dividieron. A Iván lo dejaron en la camioneta, mientras que a Ezequiel lo metieron en "Contenedor 3", lo golpearon y amenazaron con fusilarlo y tirarlo al río.
Con la condena empieza a borrarse el nudo en la panza que llevo desde hace años".Iván, una de las víctimas
A continuación, los subieron a los dos en una camioneta de Prefectura en la que iban los agentes Leandro Adolfo Antúnez, Orlando Ariel Benítez y Eduardo Sandoval y los trasladaron al río, ya en la madrugada del 26.
Al rato llegó al lugar otro móvil, con cuatro prefectos: Ramón Falcón, Osvaldo Alberto Ertel, Yamil Marsilli y un cuarto, al que le darían la falta de mérito. Durante 40 minutos, según sostuvo la querella y ahora convalidó la Justicia, los prefectos torturaron a los dos jóvenes mientras escuchaban música -hay videos de celulares- y fumaban.
Los esposaron a una baranda, les pegaron con palos, los patearon, los quemaron con colillas de cigarrillos y hasta amenazaron con violarlos. A uno de los chicos se le pararon encima y lo obligaron a hacer flexiones. También amagaron con tirarlos al Riachuelo como le ocurrió, en 2002, a Ezequiel Demonty (quien murió ahogado tras ser arrojado por policías federales). En el medio, simularon fusilarlos por separado, para que cada uno creyera que el otro había sido asesinado.
“Con la condena a los seis prefectos me siento mucho más tranquilo, porque hoy empieza a borrarse un nudo en la panza que llevo desde hace dos años", declaró Iván, una de las víctimas, a La Garganta Poderosa tras conocer el fallo.
"Si bien el Ministerio de Seguridad de la Nación dio de baja a los seis prefectos hoy condenados, nada hizo la autoridad política por modificar sus rutinas violentas", denunció el CELS. Y agregó: "Las relaciones problemáticas entre prefectos y jóvenes en el barrio no aparecen como una preocupación de las autoridades. El resultado es la persistencia y la intensificación de la violencia institucional en la zona sur de la ciudad".
También recordaron el caso todavía impune de Christopher Rego (26), asesinado el mes pasado por prefectos en el límite entre Nueva Pompeya y Parque Patricios, a 300 metros de la entrada de la villa 21-24.
Fue tortura.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 9 de la Capital Federalcondenó a seis integrantes de la Prefectura Naval Argentina a penas de entre ocho y diez años por haber torturado a los jóvenes Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya en septiembre de 2016, en los alrededores de la villa 21-24. Los condenados fueron Leandro Adolfo Antúnez, Orlando Ariel Benítez y Osvaldo Alberto Ertel, los tres a 10 años y seis meses de prisión; y Eduardo Sandoval, Ramón Falcón y Yamil Marsilli, los tres a 8 años y 11 meses. La Justicia los halló culpables a todos, aunque con distintos grados de participación, por los delitos de tortura, privación ilegítima de la libertad, lesiones leves y robo agravado y calificado.
En su alegato, las abogadas del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Agustina Lloret y Florencia Sotelo, habían señalado que en la noche del 25 de septiembre de 2016, Iván Navarro (entonces de 18 años) y Ezequiel Villanueva Moya (que tenía 15), fueron detenidos por la Policía Federal frente a la Casa de la Cultura en la villa 21-24 de Barracas.
Según la reconstrucción, los agentes avisaron a sus colegas de Prefectura, que estaban buscando a los sospechosos de un asalto callejero ocurrido poco antes.
De acuerdo con el alegato, ninguno de los adolescentes encajaba en la descripción de los sospechosos buscados. Igual, Prefectura los subió a dos vehículos y los llevó a una garita que tiene en la zona, conocida como "Contenedor 3". En el trayecto -registrado por el GPS de los móviles- los golpearon y los apretaron.
Enseguida los dividieron. A Iván lo dejaron en la camioneta, mientras que a Ezequiel lo metieron en "Contenedor 3", lo golpearon y amenazaron con fusilarlo y tirarlo al río.
Con la condena empieza a borrarse el nudo en la panza que llevo desde hace años".Iván, una de las víctimas
A continuación, los subieron a los dos en una camioneta de Prefectura en la que iban los agentes Leandro Adolfo Antúnez, Orlando Ariel Benítez y Eduardo Sandoval y los trasladaron al río, ya en la madrugada del 26.
Al rato llegó al lugar otro móvil, con cuatro prefectos: Ramón Falcón, Osvaldo Alberto Ertel, Yamil Marsilli y un cuarto, al que le darían la falta de mérito. Durante 40 minutos, según sostuvo la querella y ahora convalidó la Justicia, los prefectos torturaron a los dos jóvenes mientras escuchaban música -hay videos de celulares- y fumaban.
Los esposaron a una baranda, les pegaron con palos, los patearon, los quemaron con colillas de cigarrillos y hasta amenazaron con violarlos. A uno de los chicos se le pararon encima y lo obligaron a hacer flexiones. También amagaron con tirarlos al Riachuelo como le ocurrió, en 2002, a Ezequiel Demonty (quien murió ahogado tras ser arrojado por policías federales). En el medio, simularon fusilarlos por separado, para que cada uno creyera que el otro había sido asesinado.
“Con la condena a los seis prefectos me siento mucho más tranquilo, porque hoy empieza a borrarse un nudo en la panza que llevo desde hace dos años", declaró Iván, una de las víctimas, a La Garganta Poderosa tras conocer el fallo.
"Si bien el Ministerio de Seguridad de la Nación dio de baja a los seis prefectos hoy condenados, nada hizo la autoridad política por modificar sus rutinas violentas", denunció el CELS. Y agregó: "Las relaciones problemáticas entre prefectos y jóvenes en el barrio no aparecen como una preocupación de las autoridades. El resultado es la persistencia y la intensificación de la violencia institucional en la zona sur de la ciudad".
También recordaron el caso todavía impune de Christopher Rego (26), asesinado el mes pasado por prefectos en el límite entre Nueva Pompeya y Parque Patricios, a 300 metros de la entrada de la villa 21-24.
Fuente: Clarín
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