La Diócesis de Morón cumple 61 años y lo celebra con la recuperación del centenario reloj de la Catedral ubicada frente la Municipalidad. Anticipando el festejo, el relojero a cargo del trabajo contó detalles de su oficio.
Como en el emblemático pueblo de Martin McFly, el héroe de la película Volver al Futuro, Morón tiene en el centro de su ciudad un centenario reloj ubicado en torre la Catedral, alrededor del cual gira la vida del Partido y que, igual que en el film de los ´80s, necesita reparación. Dada su importancia histórica y sentimental, la Diócesis local decidió emprender su restauración para, el domingo 11, celebrar sus 61 años junto a los vecinos de la zona Oeste.
Jorge Campos es el relojero monumental que se encarga de la puesta a punto del reloj que fijó las horas de tantos casamientos, bautismos y misas durante más de un siglo, “un Cross del año 1904, con tres trenes: uno de marcha y dos toques de campanas”, precisó.
“Este no es uno de los más antiguos, pero ya tiene cerca de 115 años. Entonces, ¡ha pasado mucha historia, imaginate cuánta gente se casó acá, vino a pedir a la Virgen y hacer ofrendas!”
Un trabajo que combina la pasión y la precisión
“Mi primer trabajo en relojería fue en una fábrica de relojes de control de personal. Ingresé el 7 de agosto de 1978 y, después, con el asesoramiento del técnico relojero, muy recomendado en Buenos Aires, el maestro (Alberto) Selvaggi, me fue enseñando los secretos de la relojería monumental”, rememoró al subir a la torre de la catedral local.
“Mi primer trabajo en relojería fue en una fábrica de relojes de control de personal. Ingresé el 7 de agosto de 1978 y, después, con el asesoramiento del técnico relojero, muy recomendado en Buenos Aires, el maestro (Alberto) Selvaggi, me fue enseñando los secretos de la relojería monumental”, rememoró al subir a la torre de la catedral local.
Campos recordó que el primer reloj monumental que reparó fue el de la Municipalidad de Las Flores, ubicada a 200 km del centro de Bueno Aires. “Ahí le empecé a tomar e gustito a la relojería y al contacto con la gente, porque cuando iba a repararlo me esperaban con todo un agasajo y alegría por darle vida al reloj”.
“El reloj, para mí, además de ser mi medio de vida es mi pasión. Vivo apasionado por los relojes, no el despertador o el reloj pulsera, para mí el reloj es el de gran tamaño”, confesó, y definió: “¿Y qué es el tiempo? El tiempo es lo que cada uno quiere hacer. Cada uno rige el tiempo, yo ni siquiera uso reloj”.
Mientras inspeccionaba, ajustaba y limpiaba las piezas de la maquinaria, reflexionó: “Este no es uno de los más antiguos, pero ya tiene cerca de 115 años. Entonces, ¡ha pasado mucha historia, imaginate cuánta gente se casó acá, vino a pedir a la Virgen y hacer ofrendas!”.
“Muchas veces, la gente pasa y solo ve la esfera, los números y las manecillas, no se imaginan lo que es la máquina. Pero, si, hoy, nosotros podemos mantener esto y, mañana, vienen y restauran toda la catedral y los techos, las torres se siguen manteniendo tal cual están ahora, vamos a seguir manteniendo nuestra historia y nuestras tradiciones. Por eso, lo veo como un paso con mucha importancia”, valoró Campos.
Fuente: El1Digital
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