ANÁLISIS DE POBREZA E INDIGENCIA
El jueves salieron datos de pobreza e indigencia del primer semestre de 2017. Tales datos tienen señales mixtas, y que es necesario desentrañar finamente.
El primer dato es que la cantidad de personas pobres cayó del 30,3% en el segundo semestre de 2016 al 28,6%, en tanto que la de la indigencia pasó del 6,1% al 6,2%, debido sobre todo al empeoramiento en el GBA (del 6,4% al 7,1% en esta región). A modo de referencia, la pobreza estimada al segundo semestre de 2015 era del 27,7% y la indigencia del 4,8% (ver gráficos).
¿Cómo puede ser que baje la pobreza y suba la indigencia?
Básicamente lo que pasa es que la parte inferior de la pirámide de ingresos (el decil 1, el 10% más pobre) es el que más ha sido perjudicado en los últimos meses, y sus ingresos son los que menos se recomponen de todos los deciles. Por el contrario, los deciles 2 y 3 (más cercanos a la línea de pobreza y por encima de la de indigencia) mejoraron más que la media de los deciles. La consecuencia de ello es que hay una mayor heterogeneidad al interior de la población pobre: los pobres extremos profundizan su condición de escasez, en tanto que los que están justo por debajo de la línea de pobreza mejoran su situación.
El dato preocupante es que, a pesar de la recuperación económica, la brecha de la pobreza y la indigencia empeoró entre el 2º semestre 2016 y el 1º semestre 2017. La brecha de la pobreza/indigencia muestra la “profundidad de la pobreza”. No es lo mismo una persona que está a $1 de salir de la pobreza, que una que está a $5.000. Si medimos “tasa de pobreza” ambas personas serían pobres; pero claramente, la severidad de la misma es muy distinta. La ventaja de la “brecha de pobreza” es que permite tener en cuenta este factor.
Entre 2º semestre 2016 y 1º semestre 2017 la brecha de la indigencia pasó del 40,1% al 41,7%, en tanto que la de la pobreza pasó del 37% al 37,7%. Dicho de otro modo, aumenta la cantidad de dinero (descontada la inflación) necesaria para erradicar la pobreza y la indigencia.
El jueves salieron datos de pobreza e indigencia del primer semestre de 2017. Tales datos tienen señales mixtas, y que es necesario desentrañar finamente.
El primer dato es que la cantidad de personas pobres cayó del 30,3% en el segundo semestre de 2016 al 28,6%, en tanto que la de la indigencia pasó del 6,1% al 6,2%, debido sobre todo al empeoramiento en el GBA (del 6,4% al 7,1% en esta región). A modo de referencia, la pobreza estimada al segundo semestre de 2015 era del 27,7% y la indigencia del 4,8% (ver gráficos).¿Cómo puede ser que baje la pobreza y suba la indigencia?
Básicamente lo que pasa es que la parte inferior de la pirámide de ingresos (el decil 1, el 10% más pobre) es el que más ha sido perjudicado en los últimos meses, y sus ingresos son los que menos se recomponen de todos los deciles. Por el contrario, los deciles 2 y 3 (más cercanos a la línea de pobreza y por encima de la de indigencia) mejoraron más que la media de los deciles. La consecuencia de ello es que hay una mayor heterogeneidad al interior de la población pobre: los pobres extremos profundizan su condición de escasez, en tanto que los que están justo por debajo de la línea de pobreza mejoran su situación.
El dato preocupante es que, a pesar de la recuperación económica, la brecha de la pobreza y la indigencia empeoró entre el 2º semestre 2016 y el 1º semestre 2017. La brecha de la pobreza/indigencia muestra la “profundidad de la pobreza”. No es lo mismo una persona que está a $1 de salir de la pobreza, que una que está a $5.000. Si medimos “tasa de pobreza” ambas personas serían pobres; pero claramente, la severidad de la misma es muy distinta. La ventaja de la “brecha de pobreza” es que permite tener en cuenta este factor.
Entre 2º semestre 2016 y 1º semestre 2017 la brecha de la indigencia pasó del 40,1% al 41,7%, en tanto que la de la pobreza pasó del 37% al 37,7%. Dicho de otro modo, aumenta la cantidad de dinero (descontada la inflación) necesaria para erradicar la pobreza y la indigencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario