El 1º de mayo de 1886 comenzó en Chicago un movimiento en reclamo de las ocho horas de trabajo. La manifestación fue brutalmente reprimida y terminó con la ejecución de cuatro trabajadores anarquistas, ahorcados tras un proceso irregular el 11 de noviembre de 1887. En 1889, la Segunda Internacional decidió instituir el Primero de Mayo como jornada de lucha para perpetuar la memoria de los trabajadores que murieron luchando por una jornada de ocho horas. En el país, la primera conmemoración tuvo lugar el 1º de mayo de 1890. A continuación reproducimos un artículo de la Revista Panorama, publicado en mayo de 1970, donde Oscar Troncoso recorre más de 70 años de luchas obreras en la historia argentina. |
Autor: Revista Panorama Nº 210, Oscar A. Troncoso, 4 al 10 de mayo de 1970. |
En plena zona de la Recoleta se celebró por primera vez el Día de los Trabajadores en la Argentina. En la sede del Prado Español, ubicado en lo que hoy es uno de los barrios exclusivos de Buenos Aires, la reunión se inició a las 3 de la tarde del 1° de mayo de 1890 y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal “por faltar al trabajo”. Por iniciativa del club de trabajadores alemanes Worwaerts se había constituido un comité obrero para convocar al mitin a todos los asalariados. Para eso redactaron un manifiesto en el que explicaban, que “reunidos en el Congreso de París del año pasado los representantes de los trabajadores de diversos países, resolvieron fijar el 1° de mayo de 1890 como fiesta universal de obreros, con el objeto de iniciar la propaganda en pro de la emancipación social”. En el mitin hablaron varios oradores señalando “las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios” y reclamando la limitación de la jornada a ocho horas. Los diarios comentaron con asombro ese hecho, al que consideraban “extraño a las costumbres del país”. La Nacióndijo, por ejemplo, que “había en la reunión poquísimos argentinos, de lo que nos alegramos mucho”. Otro periódico, La Patria, ironizaba porque “todos los oradores hablaron en el sentido de que era necesario que se aumentaran los salarios y se disminuyeran las horas de trabajo, lo que es algo que sobrepasa los límites de los excelente”. Más avisado, el cronista de El Nacional, recalcó que en los discursos se observaban “bien dibujadas las diferencias que aquí, como en todas partes, dividen a los obreros en dos grupos: anarquistas y socialistas”. La reflexión fue confirmada cuando estos últimos, al año siguiente, prepararon un acto similar; recibieron la negativa anarquista y la celebración fracasó. Fuente: El Historiador |
El 1° de Mayo en la Argentina
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