Vivió dos años en una clínica porque no tenía para pagar el alquiler. En su tesis universitaria presentó un proyecto para realizar un sistema de urbanización de emergencia que hoy llama la atención del mundo. Habló en la ONU y lo recibió hasta el Papa.
Nicolás García Mayor tiene 35 años, es diseñador industrial y fue nombrado uno de los 10 jóvenes sobresalientes del mundo por su contribución a la niñez, la paz mundial y los derechos humanos.
La historia de este joven bahiense, egresado de la Universidad Nacional de la Plata, es increíble: se recibió en 2001, tras vivir dos años en la sala de radiología de una clínica abandonada porque no tenía para pagar el alquiler.
En ese contexto ideó un sistema de urbanización inmediata para implementar en situaciones de catástrofes naturales como terremotos o inundaciones, que permitiría que las personas afectadas puedan ser refugiadas de manera casi instantánea, con la posibilidad de alimentarse y descansar mientras las autoridades trabajan para restaurar los daños y pueden volver a sus hogares.
"La idea es que sea una especie de cajita con alas laterales en la que se genera un espacio de unos 14 metros cuadrados donde pueden vivir hasta 10 personas. Los mismos módulos se encastran y así se pueden armar hospitales o escuelas", explicó García Mayor en diálogo con Eduardo Feinmann en Radio 10.
Luego de presentar el proyecto, el diseñador industrial emigró a España y trabajó en diferentes empresas importantes de Barcelona, pero decidió volver al país: "Pasé de vivir en una clínica abandonada a tener una casa frente al Mediterráneo. Sentía que me estaba salvando yo solo y no podía estar lejos de mi familia ni de la Argentina, que para mí es algo muy fuerte porque se trata de un sentimiento muy fuerte que va más allá de cuando se juega un Mundial".
Tras retornar al país, García Mayor se instaló en su ciudad de origen y empezó de cero, hasta que en 2012 recibió un mail de la unidad de compra de la ONU para que presentara su vieja tesis/proyecto de ayuda humanitaria. Y a los 15 días lo invitaron a Washington para que lo explique ante distintas organizaciones.
La idea atrajo al mundo porque el sistema de urbanización de emergencia no sólo serviría para paliar los efectos de las catástrofes naturales, sino que también sería un salvavidas para los más de 50 millones de refugiados que hay en el planeta a causa de los conflictos bélicos.
"Aprendí inglés por el camino para poder exponer, y luego de disertar me dijeron que mi idea era increíble, que hace 20 años buscaban algo así y que querían una cantidad importante del producto", recordó el joven. "Les expliqué que era una tesis universitaria que buscaba apoyo, entonces me dijeron 'bueno, de esto se va a enterar el mundo porque queremos que vengas a la asamblea de la ONU para que lo conozcan todos los presidentes'. Es algo de película", rememoró.
La historia sumó otro hecho conmocionante porque, antes de presentarse ante la ONU, el joven argentino recibió un mail de la nunciatura del Vaticano: "Me organizaron una audiencia con el Papa así que fui y charlé con Francisco; en un momento, mientras le comentaba el proyecto, me di cuenta de que estaba dialogando con el Papa en Roma y ahí fue como una pausa... Además él empezó a hablar y nos hizo llorar a todos".
El sistema CMax está confeccionado en propileno, aluminio y tela de poliéster y consta de una estructura central rígida, dos alas de material flexible que al desplegarse cuadriplican su tamaño, y dos patas telescópicas que separan el piso de la superficie, reduciendo el pasaje de frío y humedad.
Cada módulo, que se puede armar en 11 minutos sin la necesidad de emplear herramientas, incluye un kit de supervivencia. Y mientras permanece plegado, el refugio puede apilarse porque es liviano, pequeño y fácil de almacenar.
Con el impulso del Sumo Pontífice, que lo instó a perseverar porque el mundo necesitaba mucha gente que piense en el otro y le dijo que el proyecto "ya estaba bendecido por Dios", García Mayor viajó a los Estados Unidos y disertó en la asamblea de la ONU.
Luego de esa experiencia "increíble" el diseñador industrial volvió al país, donde por estos días sigue con su tarea al frente de una fundación que abastece de alimentos a comedores de Bahía Blanca, aunque ahora lo hace con la distinción de la Cámara Junior Internacional en el rubro "Contribución a la niñez, a la paz mundial y a los derechos humanos", que lo eligió comouno de los 10 jóvenes más sobresalientes del mundo. Todo por la misma tesis universitaria que dejó de ser un proyecto para convertirse en una solución que podría salvar a millones de personas en todo el planeta.
Fuente: www.infobae.com
Nicolás García Mayor tiene 35 años, es diseñador industrial y fue nombrado uno de los 10 jóvenes sobresalientes del mundo por su contribución a la niñez, la paz mundial y los derechos humanos.
La historia de este joven bahiense, egresado de la Universidad Nacional de la Plata, es increíble: se recibió en 2001, tras vivir dos años en la sala de radiología de una clínica abandonada porque no tenía para pagar el alquiler.
En ese contexto ideó un sistema de urbanización inmediata para implementar en situaciones de catástrofes naturales como terremotos o inundaciones, que permitiría que las personas afectadas puedan ser refugiadas de manera casi instantánea, con la posibilidad de alimentarse y descansar mientras las autoridades trabajan para restaurar los daños y pueden volver a sus hogares.
"La idea es que sea una especie de cajita con alas laterales en la que se genera un espacio de unos 14 metros cuadrados donde pueden vivir hasta 10 personas. Los mismos módulos se encastran y así se pueden armar hospitales o escuelas", explicó García Mayor en diálogo con Eduardo Feinmann en Radio 10.
Luego de presentar el proyecto, el diseñador industrial emigró a España y trabajó en diferentes empresas importantes de Barcelona, pero decidió volver al país: "Pasé de vivir en una clínica abandonada a tener una casa frente al Mediterráneo. Sentía que me estaba salvando yo solo y no podía estar lejos de mi familia ni de la Argentina, que para mí es algo muy fuerte porque se trata de un sentimiento muy fuerte que va más allá de cuando se juega un Mundial".
Tras retornar al país, García Mayor se instaló en su ciudad de origen y empezó de cero, hasta que en 2012 recibió un mail de la unidad de compra de la ONU para que presentara su vieja tesis/proyecto de ayuda humanitaria. Y a los 15 días lo invitaron a Washington para que lo explique ante distintas organizaciones.
La idea atrajo al mundo porque el sistema de urbanización de emergencia no sólo serviría para paliar los efectos de las catástrofes naturales, sino que también sería un salvavidas para los más de 50 millones de refugiados que hay en el planeta a causa de los conflictos bélicos.
"Aprendí inglés por el camino para poder exponer, y luego de disertar me dijeron que mi idea era increíble, que hace 20 años buscaban algo así y que querían una cantidad importante del producto", recordó el joven. "Les expliqué que era una tesis universitaria que buscaba apoyo, entonces me dijeron 'bueno, de esto se va a enterar el mundo porque queremos que vengas a la asamblea de la ONU para que lo conozcan todos los presidentes'. Es algo de película", rememoró.
La historia sumó otro hecho conmocionante porque, antes de presentarse ante la ONU, el joven argentino recibió un mail de la nunciatura del Vaticano: "Me organizaron una audiencia con el Papa así que fui y charlé con Francisco; en un momento, mientras le comentaba el proyecto, me di cuenta de que estaba dialogando con el Papa en Roma y ahí fue como una pausa... Además él empezó a hablar y nos hizo llorar a todos".
El sistema CMax está confeccionado en propileno, aluminio y tela de poliéster y consta de una estructura central rígida, dos alas de material flexible que al desplegarse cuadriplican su tamaño, y dos patas telescópicas que separan el piso de la superficie, reduciendo el pasaje de frío y humedad.
Cada módulo, que se puede armar en 11 minutos sin la necesidad de emplear herramientas, incluye un kit de supervivencia. Y mientras permanece plegado, el refugio puede apilarse porque es liviano, pequeño y fácil de almacenar.
Con el impulso del Sumo Pontífice, que lo instó a perseverar porque el mundo necesitaba mucha gente que piense en el otro y le dijo que el proyecto "ya estaba bendecido por Dios", García Mayor viajó a los Estados Unidos y disertó en la asamblea de la ONU.
Luego de esa experiencia "increíble" el diseñador industrial volvió al país, donde por estos días sigue con su tarea al frente de una fundación que abastece de alimentos a comedores de Bahía Blanca, aunque ahora lo hace con la distinción de la Cámara Junior Internacional en el rubro "Contribución a la niñez, a la paz mundial y a los derechos humanos", que lo eligió comouno de los 10 jóvenes más sobresalientes del mundo. Todo por la misma tesis universitaria que dejó de ser un proyecto para convertirse en una solución que podría salvar a millones de personas en todo el planeta.
Fuente: www.infobae.com
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