La selección, al rescate de Leo

Lionel Messi estaba destinado a rescatar al equipo en Sudáfrica 2010. Mejor jugador del mundo y Balón de Oro vigente, de él dependía un seleccionado definido por el liderazgo emocional de su entrenador.
A
El conjunto se comportó fiel a su líder, dispuesto a cambiar golpe por golpe en el campo. Así llegó a los cuartos de final. Sostenida por su funcionamiento, Alemania silenció al DT y a Messi, que no la tocó. 

Antes del 0-4, Maradona tuvo el mérito de darle la capitanía ante Grecia. Leo no supo qué decir en la arenga previa.
En el Mundial fue enganche, detrás de Tevez e Higuaín. En Barcelona ya era el "falso 9" que Guardiola le descubrió en un clásico ante Real Madrid. Batista intentó reproducirle ese modelo en su corto ciclo como seleccionador. 

La inclusión de Tevez a última hora destartaló esa idea por incompatibilidad futbolística. De la gloria de Wembley por la Champions a los silbidos de Santa Fe por la Copa América pasó apenas un mes. Todo lo vinculado con Barcelona le hacía bien. Todo lo relacionado con la selección le era tóxico. Sabella lo entendió dentro y fuera del campo. El fundacional segundo tiempo con Colombia y el amistoso ante Suiza, donde marcó tres goles, dieron vuelta su historia. Era cuestión de tiempo.
Lo inesperado llegó después. Asumió la salida de Guardiola del Barça como un asunto personal. Se cargó el equipo al hombro. Con su rendimiento y sus goles, maquilló el estancamiento. Físicamente lo pagó. Entre su ansiedad, sus compromisos comerciales y el apuro del club, se comió ocho meses entre lesión, recuperación, regreso y nueva lesión. 

En tanto, el club contrataba a Neymar por más plata que la declarada. Le habían prometido ser el jugador mejor pago del mundo y, a escondidas, se lo concedían a otro. La Hacienda española lo acusó de fraude fiscal por casi cuatro millones de euros.
Más allá del pago reparador al fisco y la confirmación de que él no estaba al tanto de sus cuentas, su imagen quedó manchada. Su padre maneja sus números. "Papá, ¿qué pasó?", es la pregunta. Sólo le importa el fútbol y, de golpe, vio su nombre en los diarios por no pagar impuestos. Prescindió de su fisioterapeuta, Juanjo Brau, por motivos personales. Era mucho más que sus manos curadoras. Ahora sólo confía en Luis García, kinesiólogo de la selección, que también lo trata en Barcelona. Tras su último desgarro, se entrenó en el predio de la AFA. 

Un gesto muy fuerte, de plena identificación con la albiceleste y de distancia con su club. Siente que allí no lo cuidaron en plena messidependencia. Además, hubo cambios de entrenador (cuatro en dos años) y sucesión presidencial por el escándalo Neymar. Se plasmó el declive de un equipo que abandonó su modelo de trabajo. Ya sin inconvenientes físicos, esta vez no salió a su rescate.
Ahora todo lo tóxico viene de Barcelona. Todo lo bueno conduce a Ezeiza. Allí se encontrará con compañeros que también necesitan terapia. Mascherano y sus desventuras como central, Romero y su inactividad, Agüero y sus lesiones, Higuaín y su relación con el DT de Napoli, Banega y su negativo paso por Newell's, Gago y su rodilla. Un verdadero centro de recuperación donde el Dr. Alex Sabella y ayudantes atenderán consultas. Bienvenidos los días de trabajo para lograr funcionamiento y crear química. Capitán y líder, no se traba en la arenga. 

Tiene cuatro Balones de Oro; no el último. Llegará al Mundial tras su peor año desde que es el mejor. No sólo se trata de lo que Leo pueda hacer por la selección. También de lo que la selección pueda hacer por él. En Brasil 2014, el equipo estará destinado a rescatar, entre otros, a Lionel Messi..
Por Juan Pablo Varsky | Para canchallena.com








No hay comentarios:

SOCIEDAD

SALUD