Una vida juntos

Desde aquellos años en que Estudiantil Porteño navegaba con sus inferiores en el nivel 8 a esta actualidad, donde lo encuentra desde el 2012 en el 1 A, y desde esa posición poder ser uno de los selectos que disputarán el nuevo y atrapante Top 20,
EstportCHICOS1
hubo mucho trabajo, esfuerzo y constancia, permitiéndole a la institución de Ramos Mejía ser  usina constante de jugadores que ha nutrido a una Primera respetable, con equipos técnicamente competitivos y gradualmente, ir luchando por objetivos superadores.
Sin ir más lejos, en el pasado torneo, disputó con marcado suceso la B, quedando eliminado ante Las Heras en unos play offs apasionantes, culminando la temporada con la satisfacción del deber cumplido, más allá del sabor agridulce por la no concreción de un ascenso al que consideraban tener todas las capacidades para lograrlo.
Pero con las reformas al sistema de disputa, Porteño no solo logró el pasaporte para codearse con los mejores de FEBAMBA, sino que la alegría y euforia se potenció aún más con la confirmación de que será en definitiva, uno de los animadores del flamante Torneo Pre Federal. Y para ello, no solo ha conseguido algunos refuerzos llegados de otros clubes (San Lorenzo, Huracán de San Justo), sino que promovió a jóvenes de su creciente cantera (200 jugadores aglutinados desde la escuelita hasta los sub 19) para afrontar una temporada exigente.
Justamente, la dirigencia apostó a ser parte del máximo torneo de la Federación para motivar a sus inferiores, darles rodaje y codearlos contra rivales poderosos, pero desde ese lugar de competencia, potenciarlos y ser un espejo de los más chicos. Mucho de estos frutos visibles son merced al trabajo de Matías Izzo, a quien no solo aquí se le reconoce su mano para jerarquizarlas.
EstportCHICOS3  Por eso, hay orgullo en este club del Oeste cuando en el equipo dirigido por Juani González, seis jóvenes que iniciaron su recorrido en la escuelita de básquet, son parte de una Primera que se prepara acorde a todo lo que se avecina.Efectivamente, la mitad del plantel es fruto del trabajo hecho por esos profesores que trabajaron en silencio para formarlos desde muy pequeños, y hoy con orgullo, son parte del equipo de Mayores.
Ignacio Del Peral es del sexteto, el líder natural, el de mayor experiencia; llegó al club con apenas 8 años a probarse luego de ver la serie de animé Slam Dunk (la historia de un chico que se enamora de una joven fanática del baloncesto y para conquistarla, decide inscribirse en el equipo del colegio), y desde allí, su pasión por este deporte fue en constante aumento, en la misma proporción que su amor a Porteño. Tanto, que "ya es parte de mi vida, no me imagino no jugar al básquet, y no me veo con otra camiseta que no sea ésta". Juega de base o escolta con  una respetable capacidad para llegar al gol. Nacho es muy querido en el club, y su nuevo rol de capitán de la Primera con apenas 21 años lo certifica.
A su lado, el compinche de la vida, su gran amigo, con el que compartió viajes, salidas, alegrías y tristezas: Sebastián Tilloy, de físico portentoso, locuaz y divertido ("lo mío es esfuerzo y sacrificio; el talento se lo dejo a Ignacio", dice entre risas, las que no sacará en ningún instante de su rostro durante la charla, justificando el apodo de Piñón con el que se lo conoce en el club que lo vio llegar también a los 8 años). Sebastián es el único de los cinco que tuvo una experiencia en otra institución; fue en 2013, cuando decidió ir a San Andrés, ya que "en Porteño no tendría muchos minutos, porque habían dos pivots con mayor experiencia, por lo que apenas me salió la oferta de San Andrés, no lo pensé". Y mal no le fue la apuesta, debido al ascenso logrado por los de Malaver "luego de tres play offs durísimos contra Deportivo Morón, Unitarios y El Talar, todos juegos tremendos". Cuando se le consulta por su retorno al club que lo formó, sostiene la importancia de Juani "en decirme que este año al irse los dos pivots titulares, tendría mas minutos y posibilidades de jugar, así que me vine enseguida". Por su altura y versatilidad, puede jugar en varias posiciones. Con 20 años, es una de las firmes apuestas del cuerpo técnico.
EstportCHICOS4
El apellido Spagnuolo tiene lustre allí. Papá Alberto jugó hace mucho tiempo defendiendo esta camiseta, y su amor por el club hizo que sus hijos Facundo e Ignacio llegasen a la escuelita con 8 y 6 años, respectivamente; Facundo, base y dueño de una muy buena media distancia, además de ser rápido y explosivo, reafirma lo mismo de sus compañeros: está tan identificado con Estudiantil, que "si me tocase jugar en otro lado, no se si sentiría lo mismo; estoy convencido que no rendiría de la misma manera".
Parte de la comisión directiva no duda en afirmar que Facu o Ancho es uno de los que vuelcan la balanza en favor de su equipo, siendo uno de los baluartes que los llevaron al nivel 1 A. Y ven en él una inmensa proyección para sus 18 años. Su hermano Ignacio, base o escolta, es el benjamín de la mesa. Categoría 97, como corresponde a los códigos de los deportistas reunidos alrededor de una mesa, es el que menos habla, el más callado, y se dispone a escuchar a quien ve como referentes, a pesar de la escasa edad de ellos. Aún así, se toma el tiempo para confesar que "ésta es mi segunda casa, quiero quedarme aquí para siempre", emulando casi sin proponérselo a su padre. Es un jugador muy versátil y enorme proyección: 1,90, y con pasado en la selección U15 de Capital Federal y en el 3 x 3 U16, debutando en la primera con escasos 15 años.
Esteban Belloni tiene 17 años, juega de escolta y ésta es su tercera temporada alternando en la Primera. Recuerda entre sensaciones encontradas que tuvo en sus manos el tiro del final ante Las Heras en su casa, cuando cayeron ajustadamente y el mismo no ingresó. Pero también fue baluarte esencial en la temporada 2012, cuando el club debió afrontar el play off por el descenso ante Sportivo Ballester con un gran juego de visitante en una cancha que era una caldera. Así como Del Peral y Tilloy el club los hizo hermanos, lo mismo cabe para Esteban y Facundo, "aunque sin tantas salidas como ellos" sostienen ante la risa generalizada. "Ustedes son mas profesionales", retruca Piñón, y razón no le falta.
Todo el histrionismo de los dos más grandes, contrasta con la seriedad de ellos. Esteban también llegó a la escuelita muy chico, pero luego de presentarse con el equipo de su colegio, y caer estrepitosamente, vio que progresaría mucho más si era parte plena de la institución donde sufrió su primer caída deportiva. A diferencia de los otros cuatro ("sólo consumimos básquet, Liga Nacional, NBA, y hacemos zappping si en la tele hay dos partidos simultáneos, aunque si la oferta no es tentadora de un lado, miraos solo el otro", coinciden casi al unísono) , Esteban tiene como deporte de cabecera el fútbol (hincha de Boca), y no tiene pudores en afirmar que le duele más una caída del Xeneixe que de Porteño. "Yo jugaba al fútbol en un club de la zona, pero a mi mamá no le gustaba el ambiente que allí había, y cuando surgió la posibilidad de venir a hacer básquet, no lo dudó", dejando constancia del poder omnipotente que tienen las madres a esa edad... Cuando lo apuro diciéndole si eso implica dejar de jugar por factores externos (novia, amigos, etc.), contesta firmemente: "no lo dejaría a pesar de todo; ni porque amo el fútbol, ni por esas razones que mencionás".
Esta pasión no les nubla el horizonte; disfrutan las horas con sus amigos, jugar y defender los colores del club, pero son conscientes de que fuera de ello hay vida y un futuro que proteger; por eso, Ignacio estudia economía en la Uade ("con las reformas de los torneos, quizás pueda jugar para la Universidad"); Sebastián se recibió como Chef el año pasado, Esteban estudia Medicina y Facundo está rindiendo para ingresar a la Facultad y seguir Administración de Empresas. Nachito, en su condición de menor en este grupo que alternará minutos en el Nivel 1 y el Pre Federal, arrancó con el penúltimo año de secundaria.
El entrenador los viene a buscar, y con la misma frescura que encararon la charla, saludan respetuosa y cálidamente, yéndose a renovar sueños y desafíos al gimnasio, donde lo esperan trabajos de pre-temporada fuertes ("el profe nos mata físicamente, durante todo el año, pero eso es fundamental para poder encarar el año con expectativas"). Antes de irse, se enteran de que jugarán el PreFederal: los abrazos y gestos de alegría dejan constancia de la felicidad por la noticia "ya que nos va  permitir jugar contra muy buenos equipos, además de aprender muchísimo".
En ellos, hay depositadas muchas esperanzas por parte de la dirigencia, que buscan transformar al club en un lugar donde muchos mas chicos vengan a ser parte de este proyecto, y sientan que en algún momento, sean los que defenderán los colores de la entidad de Ramos Mejía. Tal como estos cinco jóvenes lo imaginaron alguna vez, y se les cristalizó el sueño.
Luis Desimone
Prensa FEBAMBA


















No hay comentarios:

Publicar un comentario