Para ellos, durante tres años todo anduvo sobre ruedas, literalmente hablando. No es solamente que las cosas les salieron muy bien, sino que sus vidas transcurrieron arriba de una camioneta Volkswagen Combi, que fue a la vez su vehículo y casa.
Es que durante todo ese tiempo, Elián Abatemarco y Amalia Martini, su pareja, recorrieron miles de kilómetros por Latinoamérica presentando en conjunto la obra teatral De vuelta, una comedia dramática ambientada en los años cuarenta. La combi los llevó de país en país, entre ciudades y pueblos, presentando su trabajo y enseñándoles la cultura de un continente que apenas conocían. Lo que empezó en agosto de 2010 como un viaje a México hacer algunas presentaciones se terminó convirtiendo en una aventura cuando la pareja compró la camioneta y decidió llevarla hasta Argentina, viviendo en el camino de su actuación, entre el calor de las selvas centroamericanas y el frío de la Cordillera de los Andes.
Elián, jardinense de siempre y actor desde los 12 años, conoció a Amaña estudiando y, juntos, tornearon el grupo de investigación Carretero. El objetivo era desarrollar el teatro de calle: “Consiste en presentaciones que se hacen de improviso en la vía pública, convirtiendo do al transeúnte en espectador sacándolo por un rato de la realidad”, explica Elián a Guía Palomar. De vuelta, sin embargo, fue para ellos un regreso al teatro más tradicional y la elegida para conocer Latinoamérica. “Queríamos ver el continente al que pertenecemos culturalmente”, comenta Amalia.
“Aunque la experiencia nos demostró que somos más europeos que latinoamericanos”. Por eso el viaje se convirtió en un aprendizaje y, a la vez, en un intercambio. En cada alto llamaban la atención con esa camioneta colorida, a la que equiparon con cama, agua, cocina y ventilador, porque las ventanas no se podían abrir. “Las plazas de las ciudades y pueblos eran nuestros campings”, recuerda Amalia, que tuvo que aprender a manejar en esta aventura. Aseguran que, en todas las paradas, fueron “muy bien tratados, y hasta cuidados por la policía de los casi todos los barrios”.
La vuelta al país y al barrio todavía los encuentra adaptándose. “Fue tanto tiempo viviendo dentro de la Combi que, ahora, nos cuesta vivir en otro lado”, explica Amalia. No parece, sin embargo, que vayan a estar quietos mucho tiempo. La pareja ya está pensando una nueva obra y, seguramente, habrá otra aventura de muchos kilómetros esperándola. Por las dudas, mantienen la Combi, que pronto tendrá chapas argentinas.
Guía Palomar
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