Juntaron 1.300 kilos de material reciclable

INSTITUTO FRENCH: EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE
Desde hace varios años el Instituto French de Ramos Mejía ha adherido a diversos programas de conservación del medio ambiente y sumado su aporte en campañas en las que la ecología va de la mano de la acción solidaria, como por ejemplo ser centro de recolección de tapitas plásticas de envases las que, cuando se acumula una cantidad suficiente, son transportadas al hospital Garraham, el que a su vez las transforma en recursos para llevar adelante su actividad.
Pero en este año 2011 la institución educativa a dado un salto cualitativo y cuantitativo en su compromiso con el cuidado del medio ambiente adoptando como proyecto institucional una propuesta de educación ambiental presentada por la docente Samanta Masucco quien dicta la materia «Construcción de ciudadanía».
El colegio entero se sumó a la idea, desde los nenes del jardín hasta los que están por egresar del ciclo superior, con la participación por supuesto del cuerpo docente y de las familias.
Más allá de trabajar en todos los niveles en cuanto a los conceptos de la educación ambiental, el programa incluyó una actividad sencilla pero muy útil: juntar todo el papel y el cartón que se genera en las casas y que normalmente va a parar a la basura para darle otro destino. Lo llevaron al colegio donde luego fue retirado por integrantes de la cooperativa «Unión de carreros» quienes se ocupan de reciclar este tipo de materiales.
A manera de cierre de todo el trabajo realizado a lo largo del año, el jueves 24 de noviembre tuvo lugar un acto que contó con la presencia de diversas autoridades.

La apertura estuvo a cargo de quien es ya en sí mismo una institución dentro de la educación por su larga y destacada trayectoria y por la pasión y el amor con que se ha desempeñado a lo largo de ella, el director del Instituto French, profesor Alberto Carreras. Fiel a su estilo didáctico, eligió el relato de una anécdota para demostrar como cada uno puede sumar su aporte, aunque parezca pequeño, para cuidar el planeta que es la casa de todos y que hay que cuidar como la casa propia. Contó como en cierta oportunidad una persona conocida, un poeta, se radicó en una localidad de la costa argentina en una casa frente al mar. Desde allí comenzó a observar cada mañana como un hombre y unos jóvenes mientras caminaban por la playa parecían ir recolectando algo de la arena y lo arrojaban al agua. Curioso, finalmente un día se acercó a preguntar qué es lo que hacían y el hombre le contestó: «El mar deja cada día cientos de estrellas de mar en la playa las que si no pueden volver al agua finalmente mueren. Con mis hijos las arrojamos de nuevo al mar. Si con esto conseguimos que algunas se salven y revivan ya nos damos por satisfechos.» Este es el sentido, concluyó Carreras de que cada uno junte en su casa los papeles, los cartones que tenga y los traiga al colegio, es el granito de arena que cada uno suma.
Lo cierto es que los granitos de arena sumaron 1.300 kilogramos de material reciclable y esto significó una invalorable ayuda para la subsistencia de los integrantes de la cooperativa «Unión de carreros» de acuerdo a lo que expresara Raul Alegre, secretario general de los trabajadores informales, presente en el acto.

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